El Ministerio de Agricultura ha paralizado la tramitación de la nueva Indicación Geográfica Protegida (IGP) de Jamón Serrano. Lo ha hecho tras un recurso de medidas cautelares de los productores de Trevélez (Granada) ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid al entender que esta nueva denominación pone en peligro su actividad y la producción tradicional de este tipo de jamón. Según publica Alvaro López en elDiario.es Andalucía fuentes gubernamentales reconocen que la Comisión Europea, organismo al que Agricultura ha recurrido para elaborar esta nueva IGP, no tramitará esta modificación hasta que no haya sentencia firme.

Este asunto lleva tiempo coleando porque divide a las grandes industrias cárnicas con los productores de jamón serrano de Trevélez en Granada y Serón en Almería. Las primeras, a través de la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE) y el Ministerio de Agricultura, han logrado que la Comisión Europea, encargada de tramitar estas denominaciones, trabajara sobre ello. Lo que solicitan, a grandes rasgos, es igualar bajo un mismo nombre todos los jamones, a excepción de los que tienen Denominación de Origen Protegida (DOP). Una medida que, inicialmente, contó con el respaldo de la Federación Empresarial de Carnes e Industrias Cárnicas (FECIC) pero que acabó rectificando con la presentación incluso de un recurso contra la normativa.

Es decir, lo que propone ANICE, y que Agricultura elevó a la Comisión Europea en julio, es que cualquier jamón, independientemente de cómo se produzca, pueda ser considerado como IGP Jamón Serrano. Esto, según denuncian los productores de Trevélez y Serón, ataca directamente a su medio de vida porque iguala a jamones que tienen producciones mucho más baratas con los suyos, que tienen una serie de condiciones de elaboración que los hacen especiales.

Para entender las diferencias, mientras que un jamón común no serrano, denominado como Especialidad Tradicional Garantizada (ETG), puede elaborarse, siempre que cumplan con los estándares de salud alimenticia, en cualquier localización y de cualquier forma mecánica o manual, el jamón serrano de Trevélez y Serón, que están protegidos como IGP, han de hacerse en montaña (serranía). Deben de elaborarse en condiciones muy estrictas de frío y humedad, los cerdos han de ser blancos y su curación debe ser natural de al menos 17 meses.

UN PROBLEMA DE DENOMINACION

Lo que ocurre es que en España se le llama jamón serrano a cualquier jamón que se venda y la única forma que hay de distinguirlos es por su etiqueta si en esta aparece que es IGP.

Si ANICE logra que todo el jamón, aunque no sea serrano, se considere IGP, esta forma de distinguirlo desaparecerá. Tal y como denuncian los productores de Trevélez, “se encarecerán jamones que ahora mismo son baratos tanto por producción como por venta y el consumidor no podrá saber cuál es el tradicional y cuál no”.

Por ese motivo, llevan más de un año tratando de impedir administrativamente que la IGP del jamón serrano pueda poner en jaque a empresas más modestas que las que conforman ANICE. Los productores de Trevélez se definen a sí mismos como “pequeños productores que utilizan recursos naturales para hacer un jamón de gran calidad”. Algo que, denuncian, se pone en riesgo si todos los jamones serranos acaban teniendo la consideración de IGP.

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