El pasado año 2019 no fue especialmente bueno para la ganadería. La sequía ha hecho estragos y a eso se le ha sumando el famoso informe de la ONU y la Cumbre del Cambio Climático donde se ha apuntado a este sector como culpable de todos los males del mundo relacionados con el clima. Pero la presión sobre los ganaderos no es solo una cuestión de generalidades, sino incluso de del día a día. Y esto lo saben las explotaciones ganaderas del Macizo Central de Ourense. Multas de 80 euros por cada vaca que pasta en la cuneta de una carretera o 100 euros por tener un perro cuidando del ganado. Son ejemplos de cómo la presión sobre el ganadero sobrepasa lo imaginable en ocasiones.

Según recoge José M. Cruz en la region.es, la lista de sanciones es tan amplia como sorprendente. Multas de 500 euros por instalar un pastor eléctrico sin el debido proyecto, 600 por un cañón detonador para espantar la fauna, 6.000 por arrojar purines en exceso, 80 por cada vaca que pasta en la cuneta de una carretera y, quizá la más sorprendente: 100 euros por tener un perro cuidando del ganado, que ha sido la que ha desatado las protestas en el sector.

«No puede prohibirse todo en el medio rural!», comentó el presidente de Agromacen (Agrogandeira do Macizo Central), Pedro Rodríguez Parente, una asociación que aglutina a 400 productores de los concellos del Macizo Central. Por eso, se ha reunido con el subdelegado del Gobierno en la provincia, Emilio González Afonso.

La reunión había sido convocada para solicitar una «mayor sensibilidad» de los agentes de la Guardia Civil y, en particular, del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) a la hora de sancionar a los productores. «La aplicación estricta de la ley pone en peligro al mundo rural», comentó Pedro Rodríguez, que añadió que «la Guardia Civil, con la aceptación que tienen, debería dedicar más esfuerzos al control de transportes de animales, a los robos o a proteger a la gente. Pedimos un poco de flexibilidad».

(Fotos: Archivo)

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