La agricultura baja en carbono y la agroecología centran las siete prácticas sostenibles que ha propuesto el Gobierno a las comunidades autónomas para el diseño de los ecoesquemas en la nueva Política Agraria Común (PAC).

Las prácticas han variado conforme han ido avanzando las negociaciones y actualmente se reducen a siete, según un documento al que ha tenido acceso Efeagro.

Las reuniones técnicas continúan para cerrar los puntos del plan estratégico nacional de aplicación de la PAC, que deberá enviarse a la Comisión Europea antes de final de año para su aprobación final, por lo que puede variar algún parámetro.

Estas son las siete prácticas propuestas que los agricultores y ganaderos podrán adoptar si quieren cobrar las ayudas directas de los ecoesquemas:

1. Pastoreo extensivo en pastos permanentes y pastizales

El impulso del pastoreo extensivo real y efectivo (aprovechamiento a diente) pretende aumentar la capacidad de sumidero de carbono de los pastos. Deberá realizarse con animales propios, entre 90 y 120 días al año, de forma continua o discontinua, y con unas cargas ganaderas adecuadas.

2. Siega sostenible y mantenimiento de márgenes sin segar en pastos

Con el fin de proteger y mejorar la biodiversidad en pastos permanentes y pastizales, esta práctica consiste en una siega sostenible, con un número reducido de cortes al año, o en el mantenimiento de márgenes sin segar y de elementos del paisaje o espacios de biodiversidad. Deberá cubrir al menos el 7% de la superficie de pastos de siega de la explotación.

3. Rotaciones de cultivos herbáceos

Como regla general, cada año deberá cambiarse de cultivo al menos el 40% de la superficie de tierras de cultivos herbáceos, un porcentaje que puede reducirse al 25 % por causas justificadas como, por ejemplo, cuando las especies plurianuales representen más del 25% de la superficie o las condiciones agroclimáticas sean adversas.

En superficies de menos de 10 hectáreas, habrá que diversificar con un mínimo de dos cultivos, entre otros requisitos.

4. Siembra directa y agricultura de conservación

Dicha práctica en tierras de cultivos herbáceos supone mantener la cubierta vegetal del suelo durante todo el año, suprimiendo el laboreo y realizando la siembra sin alteración mecánica del suelo. Se requerirá el mantenimiento de rastrojos sobre el terreno y rotar los cultivos.

5. Superficies no productivas y elementos del paisaje

Para conservar la biodiversidad en tierras de cultivo, se dejará un porcentaje de tierra sin cultivar adicional al 3% de elementos no productivos: al menos el 7% en superficies de secano y el 4% en áreas de regadío. En superficies de cultivos permanentes, el porcentaje será del 4%.

Esta superficie adicional podrá consistir en elementos del paisaje como márgenes, islas de vegetación, muros, setos, lindes y, en tierras de cultivos, barbechos semillados y zonas no cosechadas, con el objetivo de dar refugio y alimento a las especies.

6. Cubiertas vegetales espontáneas o sembradas en cultivos leñosos

En los periodos estipulados, se mantendrá una cubierta vegetal sobre el terreno como alternativa al manejo convencional del suelo, con el fin de evitar su erosión y aumentar su materia orgánica.

7. Cubiertas vegetales inertes en cultivos leñosos

Se depositarán en el suelo los restos de poda después de haber sido triturados, en lugar de quemarlos.

NORMAS GENERALES

Los ecoesquemas se financiarán con 1.107 millones de euros anuales, equivalentes al 23% del presupuesto de las ayudas directas, a lo que se sumará otro 2% con cargo al gasto ambiental dedicado al desarrollo rural.

El importe estimado será de 62,16 euros por hectárea en los pastos húmedos para las prácticas 1 y 2; 41,09 €/ha en pastos mediterráneos (1 y 2); 90,22 €/ha en cultivos secanos húmedos (3, 4 y 5); 52,35 €/ha en cultivos de secano (3, 4 y 5); 156,78 €/ha en regadíos (3, 4 y 5); 71,63 €/ha en cultivos permanentes con pendiente menor al 5 % (5, 6 y 7); 124,59 €/ha con pendiente entre el 5 y el 10 % (5, 6 y 7); y 175,86 €/ha con pendiente de más del 10% (5, 6 y 7).

No obstante, el importe en los últimos tres casos para la práctica 5 en cultivos permanentes se limitará a 71,63 €/ha, con independencia de la parcela, según las previsiones, que cuentan con que en 2023 el 70% de la superficie potencial se acogerá a alguna de estas prácticas.

Asimismo, se fijará una práctica específica adaptada al cultivo del arroz, aún por definir.

La propuesta establece que solo podrá computar una práctica sobre una misma hectárea, aunque se realicen varias, y que, para un mismo tipo de superficie, el importe de la ayuda por hectárea será el mismo, con independencia de la práctica.

En las superficies de regadío, los productores deberán llevar una gestión sostenible de insumos, lo que implica utilizar una herramienta reconocida por la comunidad autónoma para la gestión del agua de riego, disponer de un plan de abonado elaborado por un técnico y registrar en un cuaderno de explotación electrónico la aplicación de fertilizantes y fitosanitarios.

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