La vendimia en el Marco de Jerez ha comenzado este lunes 12 con una previsión de disminución de la producción en torno al 20 y el 25% por la ausencia de lluvias a lo largo de este año y a pesar de las suaves condiciones meteorológicas registradas.

Las labores de corta y molturación de uva para la elaboración de vinos amparados han dado ya comienzo en algunas de los 32 bodegas de elaboración inscritas este año en el registro del Consejo Regulador de la D.O. ‘Jerez Xérès Sherry’.

Según ha explicado el Consejo Regulador en una nota, la vendimia en el Marco de Jerez ha comenzado fundamentalmente en lagares de grandes bodegas, que están procesando uva de viñedos situados en el interior, que es siempre la primera en alcanzar los niveles suficientes de madurez.

No obstante, no se prevé que los viñedos de la costa empiecen a vendimiarse hasta finales de mes, por lo que hasta dentro de un par de semanas la vendimia no se habrá generalizado.

La uva que está entrando en los lagares es la de un nivel de sanidad alto y, a pesar de la meteorología, presenta unas graduaciones «considerables», en algunos casos en el entorno de los 12º Baumé.

Las suaves temperaturas desde el momento del envero han propiciado una maduración muy lenta de la uva, lo que en algunas de las muestras tomadas en los viñedos del interior se traduce en unos niveles de acidez inusualmente altos.

«Esto representa un potencial importante en términos de calidad, que esperemos se vaya confirmando a lo largo de las próximas semanas, en la medida que la uva vaya entrando en los lagares de forma masiva», han valorado desde el Consejo Regulador.

La cosecha de este año está condicionada por la climatología imperante durante el año agrícola, que ha sido «muy seco» al recogerse apenas 400 litros de agua por metro cuadrado, frente a la media anual superior a 600.

El Consejo Regulador destaca, además, que este es uno de los veranos «más frescos que se recuerdan», con temperaturas inusualmente bajas durante julio y sin apenas días de viento de levante y sí importantes «blanduras o rociadas nocturnas de poniente, que han contribuido a hidratar el fruto».

Todo ello ha provocado algunos brotes puntuales de pudrición y de oidium en viñedos de la costa, que están «muy controlados», ha indicado.

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