Comienza a ser una tónica más que sospechosa. Cada vez que hay unas elecciones generales los políticos se acuerdan que existe el mundo rural y se vuelcan sin descaro en busca de su voto. Lo que durante toda la legislatura es olvido, en el corto periodo electoral es deseo. Y todo vale para dar la sensación de que se acuerdan del campo. Hasta mancharse los zapatos, pero poco. Y el mejor ejemplo la pasada feria de Zafra, donde los políticos tenía verdaderos problemas de agenda para estar y no coincidir con el resto.
Primero fue el presidente del Gobierno en funciones y candidato del PSOE, Pedro Sánchez, en acudir a Zafra para prometer una defensa del presupuesto de la PAC (aunque se le olvidara que días antes había prometido subir ese mismo presupuesto). Sin embargo, para su desgracia, la visita se caracterizó más por su desconocimiento entre los que es un jamón serrano y uno ibérico que por el cariño recibido por los presentes.
Después fue el turno del candidato del PP, Pablo Casado, que llegó en plena polémica de la subida de los aranceles a los productos agroalimentarios españoles por parte de Estados Unidos y aprovechó para vender que con él en el Gobierno las relaciones con Trump serían distintas. Como si a Trump le importara algo quién gobierna España… si supiera dónde queda nuestro país.
El candidato de Ciudadanos no fue a Zafra, pero se pasó por Guadalajara para volver a vender la candidatura de María Ángeles Rosado, la conocida como la diputada del tractor, al convertirse en la primer mujer agricultora que ha ocupado un escaño en el Congreso de los Diputados. Eso sí, en esta ocasión Rivera tuvo del detalle de no subirse a un tractor para la foto.
El último en acordarse del campo porque hay elecciones ha sido el candidato de Vox, Santiago Abascal, que acudió al programa de El Hormiguero… con una botella de aceite, aprovechando la manifestación del sector de ese mismo día en Madrid. Lo curioso es que durante esa protesta los únicos incidentes fueron entre los manifestantes y los políticos que querían tener un protagonismo que nadie les había pedido.
Caso aparte es Unidas Podemos, que siempre se ha caracterizado por obviar en sus actos al campo y el mundo rural. Quizás sus propias contradicciones, entre lo que defienden sus diputados vinculados al mundo rural y lo que dicen los urbanitas, les impiden tener una postura clara.
Hay elecciones y los políticos se acuerdan del campo. Ya solo falta que también lo hagan cuando se cierren las urnas.