Hace un año, las flores cultivadas en los campos e invernaderos españoles sirvieron de alimento para el ganado o se destruyeron tras la precipitada anulación de fiestas y eventos por la Covid; doce meses después, el sector español de la flor aún no ha levantado cabeza pese a la prudencia de plantar menos esta campaña.

El 14 de marzo de 2020 comenzó el estado de alarma para frenar la expansión del coronavirus y el sector agroalimentario fue declarado como «actividad esencial» para poder abastecer a la población.

Pero la producción y la venta detallista de flor cortada no fueron consideradas esenciales y, aunque la venta online se disparó el año pasado -Interflora, por ejemplo, aumentó un 25 % su facturación en 2020 respecto a 2019, según su director, Eduardo González- productores y floristerías siguen viendo el futuro incierto.

Y es que esta primavera continúan las cancelaciones de fiestas como las Fallas de Valencia y las procesiones de Semana Santa, los cierres perimetrales de las comunidades y de centros comerciales y la ausencia de celebraciones y eventos en hoteles y restaurantes.

La directora de la Asociación Española de Floristas (AEFI), Olga Zarzuela, habla de «desastre, con caja cero durante muchos meses en 2020» para las floristerías, que el año pasado han reducido un 40 % su facturación porque las campañas de Todos los Santos y Navidad no se han comportado igual que en ejercicios anteriores.

«En 2021 la situación es muy similar», lamenta antes de confirmar que se han producido por el camino cierres de floristerías y de apuntar que su organización está luchando por conseguir ayudas a nivel local, nacional y del fondo de recuperación europeo para que esta actividad, que ahora tiene puestos sus ojos en el Día de la Madre, pueda sobrevivir.

Entre los productores del sector español de la flor el panorama tampoco es halagüeño, según apunta el responsable de Flor Cortada de COAG Andalucía, Luis Manuel Rivera, quien este mes ha solicitado al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) la reducción para los floricultores de los índices en los módulos del IRPF.

«PRUDENTES NO ES LA PALABRA, ES QUE HA HABIDO QUE CAMBIAR LOS CULTIVOS DE FLOR POR LOS DE HORTALIZAS PORQUE MUCHOS PRODUCTORES NO HAN COBRADO LAS AYUDAS»

En Andalucía, que agrupa a cerca del 50% de la producción nacional, en esta campaña se ha perdido solo en la zona noroeste de Cádiz (Chipiona, Rota y Cádiz) entre el 35 y el 40 % de la superficie y entre el 20 y el 25 % en el Bajo Guadalquivir (Sevilla, Lebrija, Las Cabezas, El Cuervo y Los Palacios), comenta.

«Prudentes no es la palabra», asegura Rivera al explicar que la decisión de «cambiar los cultivos de flor por los de hortalizas» se debe a que entre un 15 y un 20 % de los agricultores no han cobrado ayudas por las pérdidas de 2020 y a la incertidumbre sobre qué iba a pasar en 2021, lo que se ha traducido en un recorte del 50% de la siembra en la región.

A pesar de ello, reconoce que, como este año no se ha roto la cadena de valor porque las floristerías sí están abiertas en España, la menor oferta que sale al mercado «está saliendo bien» de precio, impulsada en parte por el aumento de las ventas de flor decorativa para el hogar.

En Cataluña, Josep Serra, cultivador de tulipán, ranúnculo y crisantemo, entre otras variedades, que vende en el Mercat de Flor de Vilassar de Mar (Barcelona) calcula que en la zona se ha reducido la superficie plantada un 30%.

Tras dar por perdidas las ventas asociadas a eventos y fiestas de esta primavera, Serra cree que este año es el de la «prudencia» para el sector español de la flor, cuya actividad estará muy condicionada a la evolución del consumo por las medidas contra el avance de la covid-19 y el programa de vacunación.

“LOS PRODUCTORES NO VOLVERÁN A LA FLOR MIENTRAS LAS VERDURAS CONTINÚEN SIENDO RENTABLES, PORQUE SIGUE LA INCERTIDUMBRE”

«Hay que ver qué pasa en verano, en Navidad, ir con pies de plomo y pensar a largo plazo, en 2022», recomienda Serra, quien precisa que «cada productor ha de probar su propio camino» y tener en cuenta que la «la gente no tiene memoria», en alusión a que puede revertirse la tendencia de consumir más flor para casa cuando haya más libertad de movimiento gracias a las vacunas.

La Asociación Profesional de Flores, Plantas y Tecnología Hortícola de la Comunidad Valenciana (Asfplant) también sitúa en cerca de un 30 % la reducción de la superficie plantada, sobre todo de los productores que hasta la fecha se especializaban en producir para campañas de Las Fallas o de Pascua, que han optado por las verduras.

Fuentes de Asfplant consideran que la combinación de una menor oferta y de «un consumo en el hogar que no se esperaba» ha hecho aumentar de forma puntual los precios.

Aunque -añaden- los productores del sector español de la flor no volverán a la flor mientras las verduras continúen siendo rentables, porque sigue la incertidumbre y «no se sabe si este año se volverá a la normalidad o va a haber más restricciones, como ahora está ocurriendo en Francia o Alemania».

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