Fernando Gutiérrez  / Ganadero de vacuno de leche de Quintana del Puente (Palencia) y Premio Surcos a la Mejor explotación ganadera en 2019

Hace varios días leía una noticia sobre la queja de los ingenieros agrónomos. Por la egoísta apropiación por parte de los veterinarios de las competencias en la garantía y control en el bienestar animal se quejaban los agrónomos amargamente porque les quitaban su parte de protagonismo, se quejaban de la arrogancia de los veterinarios y de apropiación indebida de ciertas competencias legales, gritando alto y enfadados contra el sector veterinario.

Nada que ver con el bienestar animal y sí con la posibilidad de perder protagonismo y sobre todo cuota de mercado en una lucha para demostrar quién es “más guapo y más listo”.

Pero nadie se paró a pensar que los que ponemos los animales somos los ganaderos y junto con los animales, esos a los que queremos como uno de nosotros pues vivimos con ellos y de ellos, ponemos  también las instalaciones y pagamos considerablemente por los proyectos, que cobran muchos agrónomos justamente por cierto, pero también pagamos considerablemente y justamente por las visitas de los veterinarios que nos aconsejan en clínica, nutrición e incluso administrativamente. Nosotros los ganaderos ponemos las vacas, las instalaciones, la inversión, el trabajo todos los días del año y sobre todo el cariño y la pasión por esta maravillosa y apasionante profesión, pero todo el mundo quiere llevarse el mérito. Eso sí cuidado con el demérito o los errores, ésos si que los cometen esos “necios” ganaderos que están trabajando constantemente y que se juegan su patrimonio cada día, ésos que pagan las consecuencias si cometen errores.

A esos mismos a los que la sociedad criminaliza y exige cada día más y más y que, por otra parte, cada día somos más profesionales, tenemos mejores instalaciones, cumplimos infinitas normas y sufrimos una mayor competencia desleal.  Pero las administraciones europeas y nacionales, ésas que nos exigen estándares altísimos de calidad y bienestar animal, firman convenios para permitir la entrada  desde países terceros de alimentos producidos sin ninguna de las garantías que sí cumplimos y se nos exigen en Europa y a nadie se le cae la cara de vergüenza. Esos sectores que se erigen en salvadores de los animales y garantes del bienestar animal, que viven al igual que los ganaderos de nuestros animales, quizás deberían alzar la voz para pedir comprensión, no para acercar el ascua a su sardina.

Los primeros, los más interesados y los que ponemos el dinero para el bienestar animal pagando a todos los demás sectores y haciendo cada día mejores instalaciones somos los ganaderos, algo que nadie debería olvidar.

Porque es cierto que somos lo que comemos y que un animal bien cuidado produce buenos alimentos. Esas altas exigencias las comprendemos y las hacemos nuestras, no podemos ser ajenos a la realidad, nos ayudan a mejorar y a producir cada día mejores alimentos.

Recuerden, el más interesado en el bienestar animal es el ganadero.

(Artículo publicado en Asaja Palencia)

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