Ante una sequía sin precedentes que amenaza por arruinar la mayor parte de la cosecha de cereales y de los cultivos extensivos de la provincia de León, la organización agraria ASAJA ha constatado que únicamente se encuentran aseguradas 25.737 hectáreas contra este tipo de daños, de un total de 213.000 que se siembran en un año normal.

El bajo nivel de aseguramiento, del 12%, tiene una explicación: por una parte, en la provincia de León hay poca costumbre de asegurar contra daños de sequía, mientras que por el contrario sí se asegura contra daños de pedrisco y otras inclemencias; por otra parte, el 56,3% de la superficie se cultiva en regadío, por lo que no es asegurable contra este daño meteorológico.

Por primera vez en las últimas décadas la climatología afecta a la agricultura de secano

Si nos referimos únicamente al secano, la superficie asegurada representa el 27,7% de las 93.000 hectáreas cultivadas de cereales, proteaginosas, leguminosas, oleaginosas y forrajes, un porcentaje que sigue siendo la mitad del nivel de aseguramiento en el conjunto de Castilla y León.

De todas formas, este tipo de seguro denominado de rendimientos, garantiza como máximo el 80 por ciento del capital asegurado representado por los rendimientos medios asignados a cada agricultor o comarca, lo que significa que en el mejor de los casos se recuperará únicamente una parte de los gastos sufridos en los cultivos.

La organización agraria ASAJA vaticina un año muy complicado para sacar adelante las explotaciones. Por primera vez en las últimas décadas la climatología afecta a la agricultura de secano, a las zonas ganaderas de montaña, y a la agricultura de regadío con aguas superficiales, es decir, a prácticamente todas las producciones.

Por eso, ASAJA trabajará en los distintos ámbitos y niveles de responsabilidad «para que se arbitren medidas de apoyo al sector por parte de las distintas administraciones implicadas, y pedirá a las entidades financieras que respondan con amplitud de miras ante una crisis coyuntural como esta, para que la falta de liquidez no provoque el cierre de explotaciones».

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