Joves Agricultors i Ramaders de Catalunya (JARC) ha querido transmitir a las Administraciones competentes la necesidad de poner en marcha acciones para resolver la carencia de mano de obra cualificada para llevar a cabo determinados trabajos del campo que tienen un carácter temporal de corto plazo en determinados territorios en Cataluña, como algunos municipios de Tarragona y Barcelona.
La entidad agraria ha solicitado una reunión con el conseller de Treball, Chakir El Homrani, para exponer la problemática de esta insuficiente oferta de temporeros para cubrir la demanda de determinadas explotaciones agrícolas, al igual que pasa en otras zonas del país.
La organización defiende que la contratación en origen es una buena fórmula que funciona cuando la temporalidad del cultivo es más larga, como por ejemplo la fruta dulce, pero no con cultivos que requieren contratar personal por períodos de tiempos breves. Por eso, JARC insta a explorar nuevas vías de contratación teniendo en cuenta las diferencias territoriales y las necesidades específicas de formación que tienen que tener los trabajadores en cada zona en Cataluña.
La nueva subida del SMI ahogaría las pequeñas y medias explotaciones
La entidad agraria pone de relieve que la situación de los productores del campo lejos de mejorar se agrava. En un contexto de caída de la renta agraria (-8,6% en 2019) y de entrada sin control de importaciones que no cumplen con las mínimas garantías sociales, laborales y salariales de los trabajadores, resulta imposible de asumir este nuevo incremento para las pequeñas y medias explotaciones.
El aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de los temporeros a los 1.000 euros encarecería un 33,5% los costes laborales para los agricultores en poco más de un año, teniendo en cuenta que la primera subida fue de un 22,5%, al pasar de 735,9 a 900 € por trabajador/mas a finales del 2018.
Mañana se tratarán estas cuestiones en la reunión del grupo de Trabajo del convenio agropecuario del campo que tendrá lugar en la Casa de la Agricultura (Barcelona), donde asistirán los representantes de la patronal de las organizaciones agrarias JARC, UP y el Instituto Agrícola San Isidro y CC.OO. y UGT por parte de los trabajadores.
Ante este panorama tan desolador de caída de la renta agraria se me ocurren algunas ideas sobre las que pensar:
– Los agricultores deberían participar de un mayor beneficio en la cadena alimentaria y la transformación del producto éste adquiere más valor . Una forma de hacerlo és aunando esfuerzos , pues la mayoría de veces,para transformar un producto no se puede ir solo sino que conviene ir de la mano de expertos empresarios junto con administracions competentes.
– Nuestra sociedad no deberia perder el poco capital humano que nos queda en el sector agrario. Necesitamos de este sector productivo para producir riqueza econòmica, conservar la diversidad ecològica, mejorar la distribución de la población en el país, ayudar a conservar nuestro paisaje, mitigar el cambio climàtico produciendo en proximidad, en definitiva: humanizar i dignificar el tipo de vida rural. Se hace necesario crear instrumentos para que ello sea possible.
– Nuestras administraciones y el propio sector deben ser valientes para organizarse de forma operativa con la eficacia necesaria que permita revertir la situación de empobrecimiento del sector agrario imprescindible para un adecuado equilibrio económico y social de un país.
– La actividad agrícola y ganadera