La agricultura y la ganadería familiar son pilares fundamentales del medio rural, no solo por su función productiva, sino también por su contribución a la biodiversidad, la cultura y la economía local. Así lo asegura un informe elaborado por WWF bajo la coordinación de UPA sobre el papel de la agricultura familiar ante la Agenda 2030 y el Pacto Verde Europeo en la conservación de los ecosistemas.
El documento analiza las aportaciones de la agricultura y ganadería familiar, especialmente la que se desarrolla en territorios protegidos desde el punto de vista medioambiental. La principal conclusión es que la producción de alimentos de estructura familiar y sostenible es imprescindible para la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la Agenda 2030 y el Pacto Verde Europeo.
El informe explica que la agricultura y la ganadería extensiva han dado lugar a agroecosistemas de alto valor natural, esenciales para la biodiversidad europea, y pone como ejemplo paradigmático la dehesa. En España, 33 hábitats dependen total o parcialmente de estas actividades, ocupando un 18,6% del territorio nacional. Sin embargo, la mayoría presenta un estado de conservación desfavorable.
La ganadería extensiva, por su parte, mediante prácticas como la trashumancia, no solo vertebra el territorio y mantiene paisajes, sino que también contribuye a prevenir incendios y conservar especies. Además, la diversidad de razas autóctonas, muchas en peligro de extinción, es clave para la resiliencia agroalimentaria y en la conservación de los ecosistemas.
“Garantizar su viabilidad económica y reconocer sus servicios ambientales es fundamental para frenar el abandono rural, conservar la biodiversidad y alcanzar la neutralidad climática”, asegura el informe publicado por UPA en colaboración con WWF.
INCENTIVAR LA CONSERVACIÓN
El informe plantea una estrategia de en la conservación de los ecosistemas y apoyo basada en reducción del uso de productos fitosanitarios, impulsando la producción ecológica. También se refiere al necesario equilibrio entre carga ganadera y capacidad del ecosistema, así como a la diversificación y rotación de cultivos, lo que mejora los suelos y contribuye a reducir emisiones.
También recomienda imitar las pautas naturales, combinando agricultura y ganadería para evitar incendios. Igualmente, se hace referencia a proteger razas autóctonas y variedades locales. “Prácticas que deben integrarse con medidas de la PAC como pagos agroambientales, apoyo a sistemas agroforestales y ayudas para formación y asesoramiento”.
El informe recomienda avanzar en el logro de precios justos, así como en el pago por servicios ambientales: compensando a agricultores y ganaderos por conservar biodiversidad, fijar carbono y mantener paisajes. También se hace hincapié en la necesaria simplificación administrativa: recuperando la figura de los “contratos territoriales” que integren compromisos ambientales y apoyos económicos. Por último, se hace referencia a la necesidad de apoyar el relevo generacional y el empoderamiento y progreso de las mujeres rurales.
El informe se enmarca en el proyecto La Agricultura Familiar ante la Agenda 2030 y el Pacto Verde Europeo, para el que UPA colabora con la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR), con WWF España y con la Sociedad Española de Agricultura Ecológica y Agroecología (SEAE), y que cuenta con el apoyo de la European Climate Foundation (Fundación Europea para el Clima).
