Cada acto tiene su consecuencia… en las dos direcciones. Si hasta ahora se venía hablando de las consecuencias del Brexit en la economía agrícola europea y, en especial, en la española, ahora el exviceprimer ministro británico, Nick Clegg, ha alertado de que «lo más probable» es que los agricultores británicos pierdan algunos de los subsidios agrícolas procedentes de Bruselas, por valor de 3.000 millones de libras (3.320 millones de euros), a la vez que incide en la «inevitable» subida que experimentarán los precios de los productos alimenticios y la bebida si el Gobierno opta por un Brexit duro en sus futuras negociaciones con Bruselas.

El que fuera líder del Partido Liberal Demócrata y número dos del gobierno durante la primera legislatura de coalición del exprimer ministro británico David Cameron, alertó en un discurso pronunciado en Londres de las consecuencias que tendrán las «enormes» tarifas en bienes importados si el Reino Unido abandona el mercado único.

advierten que CON UN BREXIT DURO subirá un 59% en el caso de la ternera, un 38% en el chocolate, un 40% en el cordero de Nueva Zelanda y en un 14% en el vino

Según Clegg, nombrado portavoz en la Unión Europea (UE) de los liberaldemócratas por el líder del partido, Tim Farron, un Brexit duro generará «confusión» en esa industria, que da empleo a 850.000 personas en este país y que depende en gran manera de los mercados del bloque comunitario y de la mano de obra extranjera.

Steak with spices and glass of red wine on stone

El político cifró esos incrementos en los precios en un 59% en el caso de la ternera, un 38% en el chocolate, un 40% en el cordero de Nueva Zelanda y en un 14% en el caso del vino chileno. Para ese sector, a su juicio, un Brexit duro no será «una altiplanicie soleada, sino el extremo de un precipicio».

Clegg alertó de que los exportadores de alimentos y bebidas se enfrentarán al regreso de controles fronterizos, con licencias de importación, certificados sanitarios e inspecciones veterinarias para demostrar que sus productos cumplen con la normativa de la UE.

En el caso de los granjeros, «lo más probable» es que pierdan algunos de los subsidios agrícolas procedentes de Bruselas, por valor de 3.000 millones de libras (3.320 millones de euros).

Las empresas británicas que quieran seguir comerciando con los países de la Europa continental tendrán que seguir cumpliendo con las reglas de la UE en relación al etiquetado de productos y estándares de sanidad, pero ya no tendrán capacidad de influencia.

 

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