Jaume Moya i Matas / Diputado y Vocal Comissión Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente por En Comú Podem (Grupo Confederal UP – EC – EM)

En una imagen inédita, más de quinientos tractores llegados de todos los rincones de Catalunya, muchos de ellos sin cabina de protección contra el asedio de la lluvia y la nieve que les ha acompañado, se han dado cita este sábado en la Avenida María Cristina, unos de los centros neurálgicos de Barcelona. Con el lema “Lluita per la dignitat de la pagesia”, la denominada “Marxa Pagesa” ha conseguido sobradamente dar visibilidad a las reivindicaciones de los hombres y mujeres del campo catalán, cuya pretensión es algo tan básico como el reconocimiento de su condición de sector estratégico y de futuro para el país.

El ahogamiento de precios, la nefasta política energética, los abusos de las grandes distribuidoras y transformadoras, la reducción de ayudas al campesinado joven, ecológico y de zonas desfavorecidas son causas legítimas de la lucha. Junto a ello, el déficit de representación democrática en las instituciones, la especulación financiera con el suelo agrario, los recortes en las subvenciones del desarrollo rural y las injusticias en el reparto de las ayudas europeas, llevan al hartazgo. Y, por si fuera poco, se suman las perjudiciales decisiones en gestión de fauna salvaje, planificación urbanística del campo y presión fiscal. Por todo ello, y por una caída de renta agraria en un tercio en 5 años y la reducción a un 1% de población activa, el campo catalán no va a volver a poner la otra mejilla: ha decidido pasar a la acción y hacerse oír.

Las dinámicas de cambio que están en ebullición dentro del panorama político tienden a invisibilizar, cuando no a marginar, la actividad agraria, y ello es especialmente contradictorio con la pretendida defensa de conceptos como la soberanía alimentaria, equilibrio territorial, democracia participativa o respeto del medioambiente, predicados todos desde las más altas instancias. Es por ello que el campesinado, con ánimo constructivo, propone establecer un contrato de la sociedad con el campo en el que se reconozca la dignidad de la actividad agraria y se incardine como puntal del paradigma social, económico y medioambiental del progreso hacia el futuro.

El campo catalán está en marcha para que los profesionales agrarios y ganaderos sean reconocidos como sujetos protagonistas de una política alimentaria dirigida a una producción sana, segura, de calidad, justa y garante de un medio ambiente, un paisaje y un país vivo, bello y dinámico. Porque, que nadie se lleve a engaño: no tiene futuro un país sin sus labradores y ganaderos y sin mundo rural no habrá mundo.

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