Terras Gauda afronta el reto de la sostenibilidad medioambiental avanzando en los proyectos de investigación que tiene en marcha relacionados con la preservación del entorno para conservar y potenciar su legado vitivinícola. La bodega acaba de finalizar los dos primeros años de estudio de BETTERSOIL, cuyo interés radica en demostrar que las técnicas de intensificación ecológica mejoran la biodiversidad del suelo y, por tanto, la salud y productividad de las vides. Los resultados preliminares constatan que también existen diferencias en la calidad de las uvas y en el perfil aromático del vino, que destaca por sus equilibrados matices en boca.

El director enológico, Emilio Rodríguez Canas, explica que “hemos podido comprobar una serie de mejoras fundamentales en el viñedo, que evidencian un avance positivo en el estado sanitario de nuestro cultivo.  El contenido en clorofila de las hojas de las vides de la parcela de intensificación ecológica ha sido mayor que en la de control, lo que se ha traducido en unas plantas más vigorosas, más sanas y resistentes de forma natural a las enfermedades. También la producción de uvas ha sido superior. Las técnicas aplicadas son variadas: oxigenación precisa del suelo y de las cepas, uso de diversas cubiertas vegetales, eliminación manual de brotes superfluos y abonado exclusivo con vermicompost, entre otras”.

Como resultado trascendental se puede concluir que, al vinificar por separado las uvas del ensayo y las de la parcela testigo, se ha seleccionado como preferencia el vino obtenido del viñedo tratado con técnicas de intensificación ecológica en las catas ciegas realizadas por los expertos en 2020 y 2021,  tanto por su perfil aromático como por su equilibrio de matices en boca. Esto confirma que una mayor biodiversidad en los suelos influye positivamente en el resultado final del vino, pese a que las diferencias cualitativas son poco relevantes.

Terras Gauda encara el último año de BETTERSOIL con el objetivo de disponer de resultados de tres campañas, lo que aportará solidez a las primeras conclusiones de este proyecto, que desarrolla en colaboración con la bodega argentina que practica la vitivinicultura biodinámica Finca Von Wigstein  (Alpamanta). El mayor valor científico vendrá dado, precisamente, por la comparativa entre los resultados obtenidos por la bodega de O Rosal, en el Hemisferio Norte, frente a la situada en el Hemisferio Sur, tanto por las diferencias en el clima, como en los suelos, las variedades y en los procesos de elaboración.

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