Eladio Aniorte Aparicio / Presidente de ASAJA Alicante – Jóvenes Agricultores

Ha pasado ya algo más de año y medio desde que se constituyera el nuevo Gobierno de la Generalitat Valenciana y su Consellería de Agricultura, encabezada por Elena Cebrián, escoltada a su vez por dos Secretarias Autonómicas, una de Agricultura y Desarrollo Rural y otra de Medio Ambiente y Agua. En este tiempo hemos podido constatar que son muchas las asignaturas pendientes, lagunas, incumplimientos, y contradicciones de este ejecutivo y que, a la hora de hacer balance, la valoración por parte de ASAJA Alicante es de suspenso rotundo.

La legislatura iniciada a finales de junio del 2015 por esta consellera de Agricultura NO FUNCIONA. No hay respuestas a las demandas y no deja de dar muestras de indolencia, torpeza y abandono respecto a la provincia de Alicante. La falta de previsión y proyecto político, la nula proactividad, la ausencia de compromiso y empatía respecto a los empresarios agrícolas y el escaso conocimiento y competencia para abordar los problemas de un sector dinámico como es el agro mediterráneo, son algunos de los perfiles que definen el mandato de la actual titular de Agricultura en la Comunidad Valenciana.

Creo que dicha Consellería ya erró en sus primeros pasos por pensar que todo lo anterior estaba mal y había que construir un nuevo modelo agrario que fuera capaz de subsistir con el agua que el mismo es capaz de generar. Esta aseveración es un auténtico atentado, pues nos está diciendo que hay que dejar de cultivar el 50% de nuestra superficie agraria útil, nos está obligando a abandonar.

Es posible que anteriores partidos políticos se equivocaran en muchas cosas, pero, ¿cada vez que haya un cambio de Gobierno se va a romper todo lo anterior y vamos a empezar las cosas de cero? Desde luego, esto no es forma de avanzar y conseguir un modelo competitivo. Necesitamos políticos de altura que sepan lo que hacen, que implanten sus políticas, pues para ello han ganado las elecciones, pero que no utilicen ese éxito electoral como un “cheque en blanco” para romper deliberadamente todo lo anterior, sin valorar qué aspectos, contenidos y políticas estaban funcionando. Se ha desatendido y debilitado extraordinariamente la posición de la Comunidad en Europa y esto nos está pasando factura.  Nuestros representantes políticos son los que permiten que la UE y la agricultura continental nos ninguneen en su beneficio. Son permisivos con acuerdos con terceros países que nos perjudican directamente y ponen en peligro nuestras plantaciones por la introducción de plagas, dejan que nos marginen con acciones como el veto ruso y no defienden la preferencia comunitaria.

A parte de estos hechos, nuestra valoración negativa se basa en un saco de compromisos y promesas rotas que se han llevado a cabo desde principio de este mandato. Entre ellos, me gustaría reseñar que la Conselleria empezó su legislatura prometiendo a las organizaciones agrarias que formaríamos parte activa en las decisiones que tomara este organismo y, tras una primera reunión, nunca más volvieron a convocarnos. Otra de las iniciativas estrella desvanecida fue la convocatoria de diferentes mesas sectoriales, que no han tenido continuidad. Por otra parte, una de las promesas clave de esta Conselleria, además de un compromiso electoral, fue la puesta en marcha de la ley de Estructuras Agrarias para incrementar la superficie agraria útil en la Comunidad Valenciana, promesa que quedó en una macro presentación en el Palau. Asimismo, la demora injustificada de la convocatoria de las ayudas agrarias del PDR, ha provocado una incipiente fuga de empresarios agrícolas hacia otras comunidades donde se publicaron con mayor rapidez. Por supuesto, el tema del agua es para salir corriendo. Con su indiferencia y la falta de defensa del Trasvase Tajo-Segura y la apuesta única por la desalación, están alentando que los agricultores del sur de Alicante abandonen la actividad. Y, como guinda del pastel, su principal bandera, la prueba evidente de que no hay gestión, la tenemos con lo que ha ocurrido con las ayudas de la agricultura ecológica solicitadas en 2015 y que ahora han llegado denegadas a los agricultores del Alto y Medio Vinalopó y la Vega Baja. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué el 60% de los expedientes denegatorios son de Alicante? ¿A que esperan para dar explicaciones públicas a todos los productores ecológicos a los que han dejado tirados y fuera del sistema?

Con todo lo expuesto, nos gustaría que Cebrián entendiera que esto no es un ataque personal hacia su persona. De hecho, nos consta que es una persona sencilla, humilde, trabajadora y buena gente.  Lo único que queremos dejar patente y esperamos que comprenda es que en este año y medio ha demostrado que es insuficiente para este puesto. Que su Secretario Autonómico de Medio Ambiente y Agua es un sectario y enemigo manifiesto de la agricultura del sureste español. Es justo valorar positivamente el proceder del Secretario Autonómico de Agricultura, Francisco Rodríguez Mulero y el Director General de Producción Agraria, Roger LLanes, porque son los únicos que tienen voluntad de llevar a cabo acciones para mejorar nuestro agro. Unas salen adelante y otra no, pero, al menos, cogen el teléfono, te atienden y escuchan, y se interesan por los problemas que afectan a los titulares de explotaciones agrarias y ganaderas. Son los únicos con los que podemos contar.

En definitiva, la agricultura y la ganadería en esta región posee enormes problemas estructurarles que parecen no importar en absoluto en Valencia y que requieren de respuestas y gobernantes resolutivos para poder salir adelante. Sin embargo, trascurridos 15 meses de gobierno de la señora Cebrián, la conclusión más evidenciada no es que el cargo de titular de Agricultura le venga grande, sino que no existe Consellera. Está desaparecida o, al menos, no la conocemos en Alicante.

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