La polémica abierta por el ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre la calidad de la carne y reducir su consumo le ha llevado a reunirse con más colectivos ganaderos de los que él pensara que habría. En su último encuentro con varias organizaciones ganaderas de extensivo le han pedido este jueves 20 la diferenciación entre productos y la promoción de un sello propio de ganadería extensiva.

Responsables de Ganaderas en Red, la Plataforma por la Ganadería Extensiva y el Pastoralismo, y la Federación Española de la Dehesa (Fedehesa) han mantenido hoy un encuentro con Garzón para plantear acciones que fomenten la diferenciación, la producción y el consumo de productos de ganadería sostenible.

El ministro de Consumo ha continuado así su ronda de contactos con organizaciones de productores, después de la polémica que generaron sus palabras en torno a las «macrogranjas», en una entrevista al diario británico «The Guardian».

Las citadas organizaciones han propuesto la promoción de un sello propio de ganadería extensiva, que seguirán trabajando en próximas reuniones, para poner en valor características de este tipo de producción como su calidad, sostenibilidad, bienestar animal, biodiversidad, conservación del patrimonio cultural y empleo rural.

La Plataforma por la Ganadería Extensiva y el Pastoralismo lleva desarrollando dicho sello desde hace más de un año con la Fundación Entretantos, con el fin de aportar al consumidor información clara sobre la ganadería extensiva.

En un comunicado, las entidades han asegurado que faltan campañas de sensibilización para fomentar el consumo de productos de ganadería sostenible y saludable, y han destacado la necesidad de legislar en función del tipo de manejo ganadero y apoyar la venta directa de productos.

Además, han reclamado coordinación con los ministerios de Agricultura, Pesca y Alimentación; y para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

A su juicio, se debe reconocer la ganadería extensiva por los beneficios que aporta a la sociedad y al medio ambiente; darle el estatus que merece con la nueva Política Agraria Común (PAC); desarrollar el etiquetado de sus productos y aumentar el apoyo para su supervivencia en condiciones dignas y sostenibles, entre otras acciones.

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