El Gobierno va a rebaja en diez puntos la aportación que hace el Estado a los seguros agrarios. Enesa ya lo ha dicho públicamente y lo ha comenzado a aplicar en los frutales, que son los primeros en cerrarse. Y todo el mundo sabe que poco a poco se irán extendiendo a todo el sector, ya que la medida de ahorro para las arcas del Gobierno va a ser genérica.

Sin embargo, desde el Ministerio de Agricultura,  Alimentación y Medio Ambiente se sigue no negando la mayor, pero sí sin asumir y reconocer no una posibilidad sino lo que ya es una realidad.

La semana pasada recordaba en una nota que “el Gobierno ha incrementado en 41,18 millones de euros el límite máximo de gasto previsto para 2016″ y ésta defiende «la importancia que los distintos sistemas de información agraria tienen para el seguimiento y control de los seguros por parte del Estado».

Y nadie le critica porque explique lo que ha hecho pero quizás debería comenzar a asumir que deberá dar explicaciones de por qué se ha optado por este recorte de las ayudas de cara a 2017 y asumir el chaparrón que seguro que le va a caer. No tiene sentido querer ocultar o no reconoce algo que no es que vaya a suceder, es que ya está sucediendo.

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