Cada vez que hay una oleada de incendios forestales, la mirada de la sociedad más urbana se centra en los agricultores y ganaderos y se olvida de otros condicionantes (sequía, mal mantenimiento de las masas forestales las altas temperaturas,  las fuertes rachas de viento,…) que marcan las principales causas de estos fuegos, al margen de los que son provocados.

Sin embargo, se olvida pronto que es el sector agrario el más perjudicado con estos fuegos y las consecuencias que arrastran. Y un buen ejemplo es que el Gobierno, a través del Fondo Español de Garantía Agraria (Fega), ya determinó en 2017 que las áreas afectadas por incendios no autorizados no puedan recibir ayudas de la UE a través de la Política Agrícola Común (PAC). Incluso una vez que se ha restaurado la cubierta vegetal y que la superficie vuelve a tener un uso agrario, estas ayudas no se podrán recibir hasta enero del próximo año.

Por eso, los agricultores son siempre los primeros que acuden a sofocar los incendios, por respeto a una naturaleza de la que viven, pero también porque su forma de vida depende de esa misma tierra que está ardiendo.

Pero para evitar estas situaciones, la prevención, la formación, el cuidado de la maquinaria agrícola y disponer de elementos que permitan poder reaccionar con rapidez y eficacia ante el inicio de un fuego son vitales para agricultores y ganaderos.

En el campo, los incendios agrícolas a menudo son desencadenados por chispas generadas por equipos y maquinaria en mal estado. Para prevenir estos incidentes, los agricultores deben realizar un mantenimiento regular de sus equipos y asegurarse de que estén en condiciones seguras de operación. Además, se recomienda contar con extintores de incendios en áreas estratégicas y capacitar al personal en el uso adecuado de los mismos.

En el caso del uso controlado del fuego en actividades agrícolas, como la quema de rastrojos o la limpieza de terrenos, es esencial tomar precauciones adicionales al utilizar el fuego. Esto incluye hacerlo en condiciones climáticas favorables y contar con equipos de extinción de incendios adecuados a mano.

Y es en este último caso donde Simonrack Ecofire Fighting juega un papel muy importante con un nuevo producto que ayudará a prevenir pero también a atajar el fuego de una manera sencilla y sostenible no solo en el campo, sino en las propias instalaciones agrarias.

Fruto de un largo trabajo de investigación el Ecofire es 100% orgánico, ecológico y biodegradable, por lo que no presenta ningún peligro para animales, humanos o plantas donde se aplique, además de que no genera residuos en su fabricación. Según los expertos, crea una capa carbosílica que no permite una transferencia de calor y no desprende gases, logrando que se hasta 50 veces más rápido que el agua en la extinción del fuego.

Buena prueba de ello es que este invento español ha ayudado a reducir considerablemente los incendios agrícolas y forestales en Chile, región que sufrió incendios demoledores en 2023 y que fueron los primeros en hacerse eco del Simonrack Ecofire Fighting.

El Ecofire es una opción asequible, cómoda, de fácil mantenimiento y que puede guardarse desde en cualquier instalación agraria a llevarlo en el propio tractor, permitiendo que, en muchos casos, esas chispas que en ocasiones pueden provocar una desgracia natural se puedan prevenir o extinguir en pocos minutos, evitando asimismo unos daños a su propiedad y a sus maquinaria excesivamente cuantiosa.

Se puede comprar la cantidad de Ecofire que mejor se adapta a tus necesidades a través de los siguientes links

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