Las Fuerzas Armadas de Rusia han invadido Ucrania en una guerra que, como en tantos otros conflictos internacionales, el campo español se echa a temblar porque sabe que lo acabará pagado de alguna manera. Y aunque esta misma semana desde Accoe se destacaba que preocupaba más la sequía que el conflicto bélico de cara a los precios de los cereales, lo cierto es que el inicio de las confrontaciones va a tener un impacto muy directo en la agricultura española.

Por un lado, todo el sector es consciente de que esta nueva tensión va a disparar aún más los costes de producción, mientras que de forma paralela las sanciones que se impondrá al Gobierno de Putin puede acabar con las pocos exportaciones agroalimentarias que quedaban después del llamado ‘veto ruso’.

Desde que Putin tomara Crimea y se decretara un boicot desde la Unión Europea, las exportaciones del sector agrario a Rusia se han reducido a unos 80 millones de euros, por los casi 200 que había antes. Poco dinero, pero importante para un sector agrario que lleva tiempo reclamando que se pusiera fin a este veto y que, ahora, verá cómo no solo no se va a acabar sino que se incrementará. De hecho, Castilla-La Mancha ya ha anunciado que pedirá a la Comisión Europea (CE) medidas de apoyo al sector vitivinícola, en el caso de que Rusia vetara las importaciones de vino de la Unión Europea, a consecuencia de las sanciones por esta guerra.

Pero lo que más preocupa es las consecuencias que esta guerra va a tener en unos costes de producción que ya están disparados. Por un lado, el impacto sobre el gas que llega y que ahora se puede frenar a Europa va a provocar un nuevo encarecimiento de la energía y posiblemente del precio de la gasolina.

Por otro lado, Ucrania es el primer proveedor de maíz del mercado español, seguido por Brasil; ocupa el cuarto puesto en el abastecimiento de trigo (por detrás de Francia, Bulgaria y Lituania) y el primero en el suministro de girasol, según datos facilitados por la patronal de comerciantes Accoe, mientras que Rusia es el primer proveedor de trigo blando de calidad media-baja para la fabricación de piensos.

Esto, como ya viene sucediendo desde hace algunas semanas, puede disparar los precios de los cereales españoles ante la que se prevé que pueda ser una de sus peores cosecha por culpa de la sequía y, por consiguiente, se disparará el precio de los piensos, que ya se han incrementado un 27% en el último año.

La guerra que nadie quería ni esperaba realmente ha comenzado y, como siempre, el campo español se echa a temblar.

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