La organización de mujeres rurales ha intervenido en la Asamblea de Madrid para abordar el reto demográfico y la despoblación. La agricultora representante de Fademur ha defendido el poder de lo público para garantizar servicios y oportunidades que aseguren que las mujeres rurales pueden quedarse en los pueblos en una situación de igualdad. Y la lanzado un mensaje muy claro: «No es que los hombres aguanten más, es que ellos sí encuentran trabajo en los pueblos».

Mientras en España los municipios rurales suponen el 84% del superficie y acogen al 16% de las personas, en la Comunidad de Madrid el 80% de los municipios son rurales y en ellos solo vive el 9% de la población. Estos datos demuestran la gravedad del problema del despoblamiento en la región madrileña y, por ello, han sido los elegidos por la representante de Fademur para comenzar su intervención en la Asamblea de Madrid.

Mónica Álvaro Sánchez, integrante de Fademur Madrid, ingeniera técnico agrícola, agricultora de hortalizas ecológicas y vicesecretaria general de UPA Madrid, ha continuado su discurso ante la Comisión de Estudio para abordar el reto demográfico y la despoblación aportando más datos. El porcentaje de mujeres en edad de trabajar que viven en estos municipios es de tan solo el 25% frente al 58% de media de la región. «Las mujeres no encuentran trabajo en los pueblos y son las primeras que salen a buscar empleos fuera. Por eso, las áreas rurales poseen un índice de masculinidad un 9.2% más elevado que en las zonas urbanas», ha explicado la representante de Fademur.

Durante el turno de preguntas, el grupo parlamentario de VOX en la Asamblea ha intentado rebatir este último punto a Mónica. En concreto, se le instó a reflexionar sobre por qué los hombres «sí se quedan» en los pueblos. La socia de Fademur Madrid, ha contestado la realidad del campo: «No es que los hombres aguanten más, es que ellos sí encuentran trabajo en los pueblos mientras que las mujeres tenemos menos oportunidades».

El 49% de las mujeres de los pueblos están desempleadas. Además, las mujeres rurales están sobrerrepresentadas en los rangos salariales entre los 400€ y los 1.000€, mientras que los hombres lo están entre los 1.001€ y los 1.400€. Esto se deriva de la profunda segregación horizontal y vertical que afecta a las mujeres en el mercado laboral.

Ellas tienen con mayor frecuencia contratos temporales y jornadas parciales y se concentran en el sector servicios (78,5% de las mujeres frente al 41% de hombres). También asumen en más ocasiones una sobrecarga de trabajos de cuidados, llegando a apartarlas del trabajo durante años e incluso de forma indefinida. Esto se resume en la brecha de cotización entre hombres y mujeres: ellas cotizan apenas 20 años frente a los 38 de promedio que cotizan los hombres.

Tomando como ejemplo el sector más emblemático de este entorno, el sector agrario, las mujeres encuentran unos techos de cristal más bajos: tienen más dificultades para lograr ser las titulares de su propia explotación (el 25,78% son de mujeres frente al 74,22% de hombres). Además, sus explotaciones son más pequeñas y, por tanto, más frágiles ante las crisis de rentabilidad como la que estamos viviendo a día de hoy.

¿QUÉ NECESITAN ELLAS PARA QUEDARSE?

Ante esta pregunta, la integrante de Fademur ha respondido a la Comisión: «Mi respuesta es muy sencilla lo mismo que necesitan cada uno de ustedes». A las oportunidades laborales, Mónica Álvaro ha añadido otras necesidades como la disponibilidad de infraestructuras y servicios de transporte; la calidad de servicios bancarios y correo postal; una cobertura digna de telefonía, GPS e Internet; una burocracia ágil y adaptada al medio rural; la mayor protección de las víctimas de violencia de género en los pueblos; una legislación que no impida la producción más sostenible, la artesanal; servicios educativos y sanitarios, como comedores escolares, centros de día de mayores, guarderías, farmacias y centros de atención primaria y pediátrica.

A pesar de que la lista de reivindicaciones es larga, la portavoz de Fademur ha puesto el foco en dos cuestiones concretas: la necesidad de una ley sanitaria diferenciada para los productores artesanos y la reapertura del tren directo entre Madrid y Burgos.

Sobre la primera, la agricultora de Fademur ha explicado que en muchos países europeos existen leyes adaptadas a este tipo de productores que otorgan un marco legal a las pequeñas y medianas explotaciones familiares que generan trabajo en los pueblos: «Les permiten crecer amparadas por legislaciones que protegen su singularidad y no las asfixian con requisitos propios de una gran industria».

En cuanto a la segunda, Álvaro ha recordado que el cierre de esta línea de tren entre Madrid y Burgos aisló a muchos pueblos de la Sierra Norte desde Manzanares el Real hasta Somosierra. «Ahora la única vía de comunicación es la carretera de Burgos, con muchísimo tráfico de mercancías y una gran siniestralidad», ha dicho. Desde Fademur, Mónica Álvaro ha propuesto que esta reapertura del tren se efectúe tanto para viajeros como para mercancías.

Por último, y en resumen, Mónica Álvaro ha pedido en la Asamblea que las Administraciones apliquen una perspectiva de ruralidad a todas las iniciativas que desarrollen.

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