La Comunidad de Labradores y Ganaderos de Almendralejo (CLYGAL) reclama al presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que elabore una relación de medidas que flexibilicen las exigencias de la nueva PAC, y que las remita al Ministerio de Agricultura para que se incluyan en el Decreto Regulador de los  eco-regímenes que deberá aprobar el Gobierno de España próximamente.

La Comunidad de Labradores insta a Vara a mostrar su ‘sensibilidad’ con el campo y a seguir los pasos de otras Comunidades autónomas, que ya se han apresurado a remitir al Ministerio sus demandas, con el fin de que los agricultores puedan acceder a las ayudas de una nueva PAC con más exigencias medioambientales para el desarrollo de una actividad agraria, que cada día que pasa resulta menos rentable.

Esta organización agraria propone reducir de 4 a 2 meses el periodo obligatorio de las cubiertas vegetales vivas en los cultivos leñosos como la viña y el olivo, y que sean antes del comienzo de la primavera, para así reducir en la medida de lo posible el impacto negativo en la producción.
También reclama que en los cultivos anuales la rotación se reduzca del 50 al 25%, de manera que entre campañas solo sea necesario el cambio del 25% del cultivo, y que la superficie máxima de barbecho pase del 20 al 40%.

Además, entiende que el olivar y la viña deben ser considerados ecorregímenes en sí mismos, por el hecho de actuar sistemáticamente como depurador de ingentes cantidades de CO2, sin necesidad de que se deba llevar a cabo ninguna actuación adicional.

La Comunidad de Labradores destaca la delicada situación que atraviesa el campo extremeño desde hace varios años, con importantes reducciones de cosecha a causa de la sequía, y con un incremento incesante de los costes de producción, mientras que el agricultor percibe por su cosecha unos precios que apenas le permite cubrir gastos, lo que hace necesario que se flexibilicen las exigencias de la nueva PAC.

Augura que, con unos costes de producción desmedidos, unos precios de cosecha por el suelo y unas exigencias medioambientales cada vez más inasumibles la actividad agraria como hoy la conocemos, con su triple vertiente económica, social y ambiental, desaparecerá

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