Son ya varios los comunicados emitidos por la Junta de Castilla y León en referencia a la gestión que se está haciendo de la plaga de topillos y desde ASAJA-Palencia quieren puntualizar o mostrar su desacuerdo con diversas cuestiones planteadas que han llevado a las administraciones a un triunfalismo desmedido ante una plaga que, en las zonas en que se originó, remite por sí misma, no por las actuaciones realizadas, y que se ha extendido por toda la provincia de Palencia.

A continuación la organización enumera diversas afirmaciones llevadas a cabo por la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural:

  • Se ha informado de que en Palencia se ha actuado con “medios mecánicos en las cunetas de los caminos, carreteras y vías ferroviarias” en 777 kilómetros. Lo que parece es que se ha actuado en las carreteras, que es por donde se mueve la población en general, es decir, se está intentando hacer ver que se hace algo pero ¿se hace realmente? La respuesta es no. Quisiéramos saber en cuántos kilómetros de caminos se ha actuado en nuestra provincia y de cuántos municipios. Decimos caminos porque los caminos tienen dos cunetas y queda muy bien doblar la longitud de lo que se está haciendo para que parezca mucho ante la opinión pública pero la realidad es la que es.

 

  • Constantemente se hace referencia a la denominada lucha biológica. Según la Consejería “en aquellos municipios en los que se ha aumentado la presencia de rapaces se ha podido verificar una disminución sustancial de este roedor”. Ya que tienen datos de esas disminuciones deberían ofrecerse a la opinión pública y romper el secretismo que se lleva utilizando más de una década con el problema de los topillos. No nos digan que ha disminuido, concreten cuánto y de paso expliquen cómo es que en Autillo de Campos, municipio donde se presentaron las medidas que se comenzaban a tomar, la propia Consejería reconoce que es “una de las zonas más afectadas por la presencia de este pequeño roedor” cuando allí están las cajas nido. Lo cierto es que los agricultores, que son los que están en el campo de forma continua y mejor lo conocen, no han detectado menor presencia de topillos donde existen las cajas nido. Del mismo modo, en diversas publicaciones se ha hecho referencia a alguna localidad que dispone de cajas nido para rapaces como ejemplo de gestión de los topillos y se ha indicado que este año no tenían plaga de topillos pero no se hace referencia a que las localidades limítrofes que no tienen cajas nido tampoco la tienen. Está claro que las rapaces capturan topillos, al igual que capturan otras especies, pero no se puede dar a entender que por el hecho de existir rapaces no habrá plaga de topillos. La realidad es tozuda y está claro que la población de topillos aumenta más rápido de lo que pueden comer las aves.

 

  • Se ha hablado de “la limpieza de cadáveres de topillos en las infraestructuras de la Confederación Hidrográfica del Duero”. El 6 de agosto, la CHD indicaba que la acumulación de topillos en el río Valdeginate, en su cruce con la carretera nacional N-610, “ya estaba solucionada”. El río Valdeginate se seca en épocas estivales de forma natural y ésa fue la solución, se secó todo y se formó una especie de plasta de topillos en descomposición. Al no correr agua parece que ya está solucionado el problema pero, ¿qué ocurre cuando vuelve a haber agua en el Valdeginate? Que nuevamente hay cadáveres de topillos porque tiene sus márgenes infestadas de ellos. Por otra parte, se hace ver que es un caso puntual pero, es tal la maleza existente en el propio curso del río, por la dejadez de la CHD, que no se puede recorrer buscando más porque sólo se ven plantas y no río. Hay que recordar que el río Valdeginate vierte sus aguas al Carrión y éste al Pisuerga, que el dicho recuerda que pasa por Valladolid y también hay que hacer mención a que diversos científicos han indicado que la prevalencia de tularemia en los topillos supera el 30% cuando hay altas poblaciones por lo que esos cadáveres son una fuente de tularemia.

 

  • Se hace mención continuamente al “volteo o arado del suelo agrícola para la destrucción de huras y disminución de la población de topillos situada en zona agrícola”. Casualmente el otoño pasado se aró un altísimo porcentaje de superficie en nuestra provincia y esta medida no ha sido efectiva por una sencilla razón. Los topillos habitan en las infraestructuras (cunetas, arroyos, linderos…), arando se les dificulta la vida dentro de las parcelas y se eliminará a una parte pero al día siguiente vuelven a entrar y a colonizar la parcela. No hay más que ver que los daños en las parcelas comienzan desde el borde hacia dentro. Además, para arar tienen que darse unas condiciones climatológicas que no siempre se dan en nuestra provincia y menos en verano, que es cuando se ha promovido esta iniciativa.

 

  • Se indica que se han fijado unos “criterios de prioridad de acción teniendo en cuenta el nivel de presencia de topillo campesino de cada zona”. Estaría bien conocer no sólo los criterios establecidos sino el nivel de presencia medido en cada zona. Desde hace doce años el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León monitoriza las poblaciones de topillos existentes pero el hecho es que no tenemos ningún dato o estudios sobre el tema.

 

  • Según comentan, “todas las medidas, actuaciones y recomendaciones que se vienen poniendo en marcha por la Consejería son analizadas y aprobadas por el Comité Científico de Roedores. En dicho ente no se deja participar a las organizaciones de agricultores, máximos perjudicados por los topillos, y el propio BOCyL indica que “la información gestionada por la comisión tiene carácter confidencial y sus miembros están obligados a guardar secreto”. ¿Por qué tanto secretismo con este tema? ¿Por qué no escuchan a los principales afectados?

 

  • Se habla de que “los servicios sanitarios, coordinados por la Consejería de Sanidad, están realizando una labor de difusión […] incluyendo un tríptico que recoge todas las medidas”. Dicho tríptico habla de las liebres(1) que, efectivamente, son una de las fuentes posibles de tularemia pero ¿es que todavía alguien cuestiona que la tularemia que aparece en nuestros pueblos tiene como causa a los topillos? Hasta estudios científicos lo confirman pero nuestra Administración se vanagloria de protegernos de las liebres en una época en que, para más inri, no se pueden cazar.

 

  • El 19 de agosto nos comunicaron que se “ha podido confirmar que están siendo efectivas las medidas puestas en marcha para la eliminación mecánica de huras en reservorios y vías de dispersión”, que se “está actuando de manera contundente contra el repunte poblacional de este roedor” y que existe una “estrategia de lucha continua e integral”. Se conoce que las poblaciones de topillos colapsan por sí mismas y seguramente sea por la tularemia, que infecta a un elevado número de estos animales. Este año, cuando se han realizado las actuaciones las poblaciones de topillos, ya estaban bajando o en mínimos en aquellos lugares donde se originó la plaga, los agricultores comentaban que ya casi no se veían. ¿Acaso piensan que pasando una motoniveladora por las cunetas de las carreteras se acaba con la plaga? Y de ser así, ¿por qué se ha tardado más de cuatro meses en comenzar a actuar?

 

  • El 3 de septiembre se trasladó a la sociedad la “rápida y eficaz respuesta de todas las administraciones”. Esto es un engaño a la sociedad, cuando ASAJA llevaba meses avisando de la existencia de elevadas poblaciones de topillos a las que se nos respondía que no era así y además se trataba de ratón común. No sólo no se ha actuado de forma rápida sino que se ha obviado el problema hasta que han aparecido casos de tularemia (el primer caso se hizo oficial el 3 de julio).

 

  • Se ha banalizado la tularemia haciendo ver que se cura fácilmente tomando unas pastillas. La tularemia es todo menos una enfermedad leve, la persona que la sufre tendrá dolores en ciertos momentos durante años y en la mayor parte de los casos habrá pasado una época de fiebres altísimas y fuertes dolores en las articulaciones. A día de hoy hay 39 casos oficiales, todos en Palencia, y otros 40 en estudio pero nadie tiene en cuenta a aquellas personas que se infectan y no acuden al médico ni a aquellos que se infectan y a los que las pruebas no detectan como positivos, pero casualmente se curan tomando la misma medicación que se receta en los casos de tularemia. ¿Por qué no nos dicen el número de pacientes a los que se ha recetado ciprofloxacina? Es cierto que dicho medicamento sirve para otras infecciones pero sería muy sencillo comparar la proporción de recetas de pacientes de Palencia frente a los de otras provincias donde la tularemia aún no ha llegado.

 

  • Además, se pasa por encima de los daños en los cultivos. Se alega que existe un seguro cuando hasta que no hay un daño del 20% no entra en funcionamiento. No hay que olvidar que han existido explotaciones con unos daños de aproximadamente un 20% y este porcentaje es una reducción en los ingresos que en el beneficio es mucho mayor, habiéndose dado el caso incluso de tener pérdidas. No se puede tolerar tener esas pérdidas de forma cíclica por la existencia de los topillos. Son ya doce años soportando esta situación y no se está haciendo nada efectivo.

 

  • Para aquel que no lo sepa, es típica la quema de la Laguna de la Nava al inicio del otoño(2) y todos tenemos que ver cómo se quema un humedal reconocido como de importancia internacional año tras año, seguramente con un loable motivo, mientras se prohíbe al sector agrario la quema de cunetas y linderas para controlar los topillos, ya que un tribunal ha considerado que su eficacia no está demostrada científicamente. Por otra parte, parece que a las empresas dedicadas a la producción de fitosanitarios parece que el tema no les preocupa y después de doce años seguimos sin tener algún tipo de materia activa específica que acabe con los topillos sin dañar a sus depredadores.

Además de los daños que puedan realizar en los cultivos existentes aún en el campo, como puede ser alfalfa, girasol, remolacha y patata. Los topillos se han extendido por todo el mapa provincial y la incógnita existente es qué pasará en la próxima sementera. Creemos que se deberían realizar estudios donde se probaran diferentes medidas de forma real en el campo, sin miedo a que las quemas controladas de cunetas y linderas puedan ser la solución, y se viera su efectividad. No hay que olvidar que esta lucha no sólo es contra los topillos sino también contra la consecuente tularemia.

Finalmente, ASAJA recuerda que «siempre ha estado y estará presta a colaborar en lo que haga falta pero, hasta ahora, creemos que las administraciones no escuchan la voz de los agricultores, que son los principales perjudicados, tanto por la pérdida de sus producciones y por tanto de la economía de su familia, como por la enfermedad de la tularemia».

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