Arquimea Research Center, el centro de investigación de la empresa tecnológica AArquimea, se encuentra actualmente investigando cómo mitigar los efectos de los desastres naturales mediante la recuperación de suelos deteriorados por eventos climatológicos y actividades antropogénicas. En concreto, un grupo de investigación del centro trabaja desde hace un año en un desarrollo pionero con el que esperan recuperar el suelos quemados de una manera mucho más rápida que de forma natural gracias al uso de bacterias extremófilas.

Los resultados preliminares indican que, tras añadir un determinado consorcio de bacterias extremófilas al suelo quemado, la regeneración de dichos suelos quemados ocurre de forma más acelerada. Además, se ha demostrado una aceleración de la germinación de las cepas de tomate.

Las investigaciones de Arquimea Research Center son de vital importancia dados los evidentes efectos que el cambio climático está teniendo en los suelos de todo el mundo. En concreto, debido al alarmante aumento de incendios que en los últimos años ha puesto de manifiesto la escala del problema a nivel global. De acuerdo con datos de la ONU, los incendios extremos podrían aumentar en todo el mundo hasta un 14% en 2030 y un 30% en 2050. En España, de enero a mayo de 2023, los considerados como grandes incendios (aquellos con más de 500 hectáreas quemadas) ya son 15, un dato muy preocupante comparado con los cuatro de media de los últimos diez años.

La investigación para la reducción de tiempos en la recuperación del terreno quemado supone una importante innovación debido al uso de bacterias extremófilas procedentes del cepario propio creado por el mismo centro de investigación. La peculiaridad de este grupo de bacterias es que, además de ser organismos que viven en ambientes extremos, también son conocidas por su capacidad biorremediadora (recuperación de medio contaminado) y muchas de ellas también están descritas como bacterias PGPR (del inglés, plant growth-promoting rhizobacteria, bacterias que benefician el crecimiento de las plantas). Cuando se produce un incendio, el suelo además de quemarse, también se contamina, haciendo que la tarea de reforestación sea aún más complicada, aunque perfecta para el desarrollo de este tipo de bacterias.

«Los avances en este proyecto están siendo muy significativos y para finales de año, tras la finalización de los experimentos, tendremos un mejor entendimiento del impacto que las bacterias extremófilas tienen en los suelos deteriorados», explica Sara Vidal, doctora en biología molecular, experta en microbiología y responsable del proyecto. «Esto supondrá un avance muy significativo en la lucha contra los efectos colaterales del cambio climático«, concluye la investigadora de Arquimea Research Center.

En concreto, el proyecto está analizando terrenos deteriorados de distintas zonas geográficas repartidas por todo el territorio español, como, por ejemplo, suelo contaminado en Riotinto, suelo quemado tras sufrir un incendio en Tarifa, suelo del desierto de Tabernas o suelos con alta salinidad en las Salinas de San Rafael.

Las sedes del estudio están en el centro de investigación de Arquimea, situado en Tenerife y en el departamento de microbiología de la facultad de ciencias la Universidad de Málaga, donde se está estudiando tanto la recuperación de suelos como la mejora de cultivos usando una cepa de tomate experimental.

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