El presidente ruso, Vladímir Putin, prolongó este lunes 20 un año el embargo alimentario que impuso en 2014 a Occidente en respuesta a las sanciones que la Unión Europea (UE), Estados Unidos (EE.UU.) y otros países introdujeron contra Rusia por su papel en el conflicto ucraniano. Y lo hace solo unos días desués de que la Unión Europea extendiera sus sanciones a Rusia por el conflicto con Ucrania.

El mandatario ruso firmó un decreto que extiende hasta el 31 de diciembre de 2022 la orden que prohíbe o restringe las importaciones de productos agrícolas, materias primas y alimentos de los países que secundaron las sanciones contra altos funcionarios, bancos, empresas y petroleras rusas, entre otros.

El decreto, que se aplica a la UE, EEUU, Noruega, Australia y Canadá, fue publicado en el portal de información legal del Gobierno ruso. El año pasado, cuando se renovó este veto por el conflicto con Ucrania, aunque se seguía disfrazando de una sanción, Putin ya había admitido que el embargo es, en realidad, una medida proteccionista encaminada a proteger el mercado agroalimentario ruso, incapaz de competir con las exportaciones occidentales.

La primera vez que Rusia impuso este embargo alimentario, que va prolongando anualmente, fue en agosto de 2014 con el objetivo de «proteger la seguridad de la Federación Rusa».

La decisión de Moscú de prolongar el embargo por el conflicto de Ucrania se produce solo diez días después de que la Unión Europea (UE) acordara extender seis meses, hasta el 15 de marzo de 2022, las sanciones contra personas y entidades responsables de «menoscabar o amenazar» la integridad territorial, la soberanía y la independencia de Ucrania.

Las medidas, que como siempre afectará a las agricultura y ganadería española, prevén tanto restricciones de viaje como la inmovilización de activos y una prohibición de poner fondos u otros recursos económicos a disposición de los sancionados. Estas se aplican a 177 personas y 48 entidades en total.

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