Honorato Meneses / Presidente de Asaja Palencia

El sábado día 6 de noviembre se ha informado en los medios de comunicación que diversas autoridades se dieron cita, en la localidad de Marcilla de Campos, para festejar el proyecto de línea de alta velocidad que ya se ha adjudicado en los tramos Palencia Norte – Amusco y Amusco – Osorno. Posteriormente se realizó un almuerzo popular en el Pabellón de Deportes de Monzón de Campos. A estos fastos acudieron Miguel Ángel Revilla, Presidente del Gobierno de Cantabria, Juan Carlos Suárez-Quiñones, Consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Virginia Barcones, Delegada del Gobierno en Castilla y León, y Raquel Sánchez, ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, además de varios políticos provinciales como Ángeles Armisén, Presidenta de la Diputación de Palencia, y José Antonio Rubio, Delegado Territorial de la Junta de Castilla y León en Palencia. Toda esta retahíla de personajes públicos fue acompañada de tres autobuses llenos de pasajeros procedente de la provincia cántabra, que acudieron a Palencia “al olor del bocadillo”.

Vaya por delante que los agricultores y ganaderos palentinos no estamos en contra del progreso, precisamente la agricultura y la ganadería son actividades que están viviendo una mejora tecnológica frenética que está mejorando la productividad y facilitando el trabajo de la gente del campo.

Pero dicho esto, habría que valorar si realmente hay algo que celebrar cuando se va a gastar una cantidad ingente de dinero para acortar mínimamente la duración del trayecto por la provincia de Palencia, cuando tenemos un país cada vez más endeudado y cuando se está realizando un daño irreparable a la agricultura del granero de España.

Para realizar esta faraónica obra se van a dividir parcelas que ha costado décadas unir, los trayectos desde los pueblos hasta dichas parcelas serán mucho más largos e incluso se ha menospreciado una modernización de regadío, que ha costado mucho esfuerzo poner en marcha, cruzándola por el medio. Para más inri las indemnizaciones que están ofertando a los expropiados son irrisorias y no se acercan ni de lejos a las que les deben corresponder.

Bien está que lo celebre el señor Revilla, hasta ahora se está saliendo con la suya, pero que le pongamos la alfombra roja para que venga a regodearse en la cara de los agricultores palentinos es el colmo. Celébrelo en su casa señor Revilla, y que vayan con usted, por la autovía llena de baches que nos une, todos los que aquí no están viendo el daño que estos delirios de grandeza están realizando a sus conciudadanos para obtener un mínimo o más bien nulo beneficio.

Ya veremos quién paga la fiesta cuando este tren, que va a costar una millonada –de euros– lleve cuatro pasajeros contados y no genere más que pérdidas. Seguro que ese día no se sacan la foto todos aquellos que han vivido, viven y vivirán del dinero de todos y lo malgastan como si no tuviera fin. Progreso, sí; tonterías, las justas.

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