La producción de cereal de invierno será este ejercicio en torno a un 10 por ciento inferior en Extremadura respecto a las cifras registradas el año pasado, en una campaña marcada sin embargo por un óptimo escenario en cuanto a precios.

El presidente de Asaja Extremadura, Angel García Blanco, ha manifestado a Efe que, pese a las lluvias acaecidas en primavera, la evolución de las precipitaciones “ha sido muy irregular durante todo el año”.

A su vez, el adelanto de las buenas temperaturas también ha provocado que se inicie antes la temporada de este cultivo.

No en vano, la campaña ya se desarrolla a alto rendimiento en la principal zona productora de la región, la Campiña Sur, con la previsión de que las labores acaben en la comunidad autónoma en el entorno de un mes.

Todas estas circunstancias han hecho que, a pesar de haberse destinado un número de hectáreas similar al del año pasado (unas 200.000), se prevea que los rendimientos sean ligeramente inferiores a los 2.500 kilos/hectárea del ejercicio 2021.

La temporada no obstante se desarrolla en un entorno muy aceptable de precios, pues si el año pasado las cotizaciones se movían en torno a los 170 euros/tonelada de media, este ejercicio alcanzan los 300 euros, lo que demuestra este incremento.

LA SUBIDA DE PRECIOS FAVORECERÁ A LOS PRODUCTORES PERO PROVOCARÁ UNA SUUBIDA DE LOS PIENSOS

En este sentido, aunque los rendimientos por hectárea sean inferiores respecto al año pasado, los precios sin embargo se han incrementado, lo que lleva a hablar de una campaña óptima.

Este aumento de las cotizaciones no es positivo sin embargo para la ganadería, pues se encarecen los piensos destinados a los animales.

En este último caso, el aumento de los precios coincide además con un incremento de las temperaturas que hace desaparecer una importante fuente de alimentación natural, la hierba, que deja paso a los pastos.

Las circunstancias meteorológicas actuales hacen además que las previsiones a día de hoy “sean un auténtico enigma” en cultivos como el olivar, donde la floración es óptima pero “las subidas y bajadas de temperatura” pueden provocar cambios en su evolución.

En este sentido, más que el calor actual, el campo teme “que de buenas a primeras bajen mucho las temperaturas y afecte a la floración de los cultivos”, lo que afectaría a la producción de cereal de invierno ha manifestado.

García Blanco ha alertado además de otro gran problema, la “falta de agua” pese a las precipitaciones caídas esta primavera.

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