Unión de Uniones, ante el terrible mapa de incendios forestales que lleva asolando el país todo el verano, quiere llamar la atención sobre el papel que pueden tener agricultores y ganaderos en la prevención y sobre el error de algunas políticas ambientalistas, basadas en un ecologismo extemporáneo, que conducen al abandono y el descuido de las superficies agrarias y forestales.

Unión de Uniones insta a la Administración a hacer una reflexión sobre la importancia de mantener los montes limpios todo el año y la labor que realizan los agricultores y ganaderos en la limpieza de ese combustible sobrante.

Según los datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales, en lo que va de año, ya han ardido cerca de 230.000 hectáreas, con más de 350 siniestros, superando la cifra de 2012 que hasta ahora había sido el año peor de la serie histórica de los últimos 15 años.

Las olas de calor extremo, agravadas por el cambio climático y la sequía, el estado de los bosques y montes y, en muchas ocasiones, la mano humana, han desencadenado terribles incendios por todo el mapa ocasionando daños irreparables, como  los producidos en el Parque Natural de Monfragüe, entre otros.

Unión de Uniones critica a la Administración el excesivo celo impuesto, provocadas por un ecologismo extemporáneo, para las autorizaciones de quemas agrícolas y de restos vegetales cuando son acciones muy útiles destinadas a limpiar material susceptible de arder accidentalmente, como ha ocurrido recientemente en una finca de olivos en Baza, Granada. 

LA LEY DE RESIDUOS Y SUELOS CONTAMINADOS PARA UNA ECONOMÍA CIRCULAR SUPONE UN ESTORBO PARA LA LIMPIEZA DE LOS MONTES

En este sentido, ha criticado que la nueva ley estatal de residuos y suelos contaminados para una economía circular establezca una prohibición general para la eliminación de restos agrícolas y selvícolas mediante la quema controlada y fuera de las épocas de máximo riesgo de incendio, salvo excepciones muy medidas. La eliminación por otros medios es costosa y complicada en muchos casos, lo que repercute en gastos adicionales para el agricultor o ganadero.

Este hecho afectaría de manera directa a más de 900.000 explotaciones agrarias, del orden de 12 millones de hectáreas de superficies arables de cultivos herbáceos y casi 5 millones de hectáreas de cultivos permanentes y leñosos, lo que supondría un nuevo palo en las ruedas para los agricultores.

La organización insiste en que con quemas localizadas y perimetradas el peligro es menor en comparación con el de no hacerlas. «Cuando se produce un incendio hace falta una chispa, pero no es lo mismo que esta se produzca en un monte limpio»; comentan desde la organización. «Las tareas de prevención no se corrigen con ayudas a las ovejas bomberas, que son casi anecdóticas, sino dejando hacer la buena labor de reducción de material combustible que hasta ahora veníamos haciendo», añaden.

Asimismo, pide a las administraciones competentes amplitud de miras y no dejarse llevar por un ecologismo extemporáneo mal entendido que no permite las quemas agrícolas y que aporta soluciones poco prácticas y acosta de los agricultores. «Lo que no nos dejen quitar de forma vigilada en el invierno, con limpias, quemas y aprovechamientos, va a estar ahí en el verano aumentando la gravedad del incendio si por desgracia sucede».

Igualmente, Unión de Uniones destaca la importante labor que desempeña la ganadería extensiva y el peligro que podría ocasionar su desaparición, dejando pastos abandonados. «A veces se olvida, pero el paisaje no es un mero decorado y no podría mantenerse sin el trabajo de los productores», insisten. «El problema de abandono de superficies por falta de rentabilidad es cada vez más cierto… y lo que se abandona y no se cuida, se acaba perdiendo», finalizan.

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