La asociación AGAMA Bajo Guadalquivir, organización integrada en Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos, tras felicitar a la nueva consejera andaluza de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible por su reciente nombramiento, pide que se afronten sin dilación los grandes problemas y retos de la agricultura andaluza.

AGAMA, ha enviado un escrito a la nueva consejera andaluza, Carmen Crespo Diaz, para pedirle que ponga en marcha su departamento a la mayor brevedad posible, con transparencia, diálogo sostenido y equitativo para no poner en peligro el campo andaluz, que supone un importante capítulo en la generación de riqueza de la comunidad autónoma. A ello, la Organización ha solicitado un primer encuentro para abordar cuestiones de gran trascendencia para los sectores agrícola y ganadero de la zona.

Apoyo en los cultivos tradicionales

La organización ha hecho referencia al perjuicio que podría suponer para Andalucía una mala negociación en la nueva reforma de la PAC, que en la actualidad está percibiendo en torno a 1.500 mill. de euros del FEAGA y casi 200 mill. de euros del FEADER, y que supondría poner en riesgo muchas explotaciones familiares.

En este sentido, también insiste en la necesidad de rejuvenecer el sector y en afrontar desde las administraciones públicas los apoyos para su profesionalización y modernización, para que se pueda mejorar el rendimiento de las producciones, tanto agrarias como ganaderas, pero sobre todo el nivel de vida de los agricultores y habitantes del medio rural.

Igualmente, AGAMA espera que la nueva consejera andaluza se tome muy en serio los importantes retos como el suministro de agua, mejoras y modernización de regadíos y las amenazas sobre cultivos históricos y tradicionales como el olivar, la remolacha azucarera y el algodón, cultivos estos dos últimos, para los cuales se debería comenzar con la ampliación de las Ayudas Agroambientales para los años de transito hasta se formalice el nuevo marco PAC.

La organización recuerda que algunos de estos cultivos se han visto penalizados por los mercados internacionales, como en el caso de la aceituna, y otros por la amenaza de los acuerdos internacionales como las innecesarias importaciones de aceite de países terceros, por lo que es urgente que, por lo que respecta al mercado interior, se pongan en marcha los mecanismos necesarios para un óptimo funcionamiento de la ley de la cadena alimentaria y un reparto más justo de los beneficios de la misma para que llegue el mismo a los productores sin perjudicar a los consumidores.

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