Las diferencias en el sector del porcino y el enfrentamiento entre los intereses de la Interprofesional Asici y los productores del ibérico extensivo puede tener su próximo capítulo en la montanera de este año, ya que desde la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) se han dado órdenes muy concretas para que se verifique que a los animales se alimentan solo de bellotas y no se les está dando un suplemento alimentario en forma de pienso.

Así, a partir del mes de octubre, cuando arranque la próxima campaña de la montanera, los ganaderos del cerdo ibérico en extensivo sumarán una nuevo control al que ya se ven sometidos a la hora de elaborar los productos del ibérico de bellotas, el de máxima calidad comercial. El acento se pondrá en la suplementación, es decir, que se ejercerá una mayor presión para verificar que los ganaderos no han suplementado la alimentación del cerdo (que debe ser a base de bellotas durante los meses de la montanera) con piensos, algo prohibido para la designación de bellota, según recoge Inma Lopera en sevilla.abc.es.

Es una de las cuestiones que se ha avanzado en la 35º edición de la Jornada Ganadera, Forestal y de la Dehesa organizada por Asaja Sevilla en Cazalla de la Sierra, a la que han asistido más de 200 ganaderos sevillanos de porcino ibérico.

En el encuentro, el director técnico de Certicalidad, Francisco Caballero, advirtió a los ganaderos que de cara a la próxima campaña, y antes de que lleguen las entidades de inspección, comprueben la capa de montanera de sus explotaciones para evitar sorpresas de última hora.

Por eso, si en la pasada montanera la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) aumentó las exigencias de las evidencias que las entidades de inspección y certificación del ibérico deben aportar para demostrar que han seguido los protocolos de inspección y de certificación (los dos documentos de los que se dota el sector para aplicar la Norma de Calidad del Ibérico), en la montanera 2019-2020 «se subirá un peldaño más». Por tanto, ENAC vuelve a apretar a las empresas acreditadas para la inspección de explotaciones ganaderas, una presión que éstas entidades trasladarán a su vez al ganadero.

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