Tras la publicación del Programa Nacional de Erradicación de la Tuberculosis Bovina 2025, «se repite la sensación de que todo sigue estancado en el mismo lugar. El programa vuelve a ser un calco de los anteriores, persistiendo en la aplicación de las mismas directrices, técnicas y métodos que llevan más de tres décadas practicándose sin lograr el objetivo para el que se diseñó: la erradicación de la enfermedad», según se lamentan desde la Asociación de Ganaderos de 19 de Abril.
Para esta entidad, «esta situación evidencia una falta de respeto hacia los profesionales del sector, quienes, además de ser ninguneados en todo momento, somos la parte más afectada en este asunto. A lo largo de este extenso periodo, más que suficiente para haber demostrado eficacia, se ha perseguido el objetivo de la erradicación, y a medida que pasa el tiempo, se hace cada vez más evidente que los métodos y técnicas empleados en las zonas de ganadería extensiva no son válidos para alcanzar ese fin».
Esto se debe, sencillamente, a que las actuaciones se enfocan sobre el ganado bovino, habiendo un gran numero especies reservorio de la enfermedad, muchas de ellas presentes en la fauna silvestre. Paradójicamente, sobre estas especies reservorio se aplica, en el mejor de los casos, un Programa de Control, «que hasta ahora no ha sido más que un mero formalismo burocrático».
“ESTOS PROGRAMAS, IMPLACABLES CON LA GANADERÍA, NO SON MÁS QUE COPIAS DEL ANTERIOR, FINANCIADOS CON PRESUPUESTO DEL ERARIO PÚBLICO”
Para la Asociación, «resulta absolutamente incoherente, desde un punto de vista estrictamente técnico, pretender la erradicación de una enfermedad actuando de forma drástica sobre una de las especies que la padece, el bovino, pero no sobre el resto de hospedadores silvestres con los que el ganado comparte entorno
vital. Sin embargo, y a pesar de que las autoridades, por fin, admiten el contagio entre especies, asumiendo incluso, la existencia de algunas zonas ‘endémicas’, tal como recoge textualmente el Programa Nacional, se siguen publicando, año tras año, programas de obligado cumplimiento. Estos programas, implacables con la ganadería, no son más que copias del anterior, financiados con presupuesto del erario público, aun sabiendo que el objetivo de la erradicación en ciertos entornos y sistemas productivos se antoja imposible con esas vías».
Por eso, critican que «los ganaderos nos encontramos constantemente expuestos a que nuestra actividad económica se vaya al traste, no viendo resultados en las actuaciones sanitarias que se nos imponen y que suponen un sacrificio enorme para las ganaderías. Esta situación genera una desmoralización que se vuelve cada vez más difícil de sobrellevar».
Asimismo, destacan que este parecer no es exclusivo de las comarcas con cierta prevalencia a la enfermedad. «Irónicamente, la situación se agrava aún más en aquellas zonas declaradas oficialmente indemnes, como está sucediendo y de plena actualidad, en Asturias, donde parte de sus ganaderos están siendo vilipendiados por este Programa Nacional de Erradicación de la Tuberculosis, pretendiendo exponer a vacíos sanitarios absolutamente injustificados, precisamente, por estar sus ganaderías ubicadas en una zona con el estatus de indemne. A todas luces, un estatus que es meramente administrativo e irreal, con el único propósito de sostener una estadística, cueste lo que cueste».