2020 no será recordado por ser un año sencillo. La pandemia de la COVID-19 ha puesto en jaque a todos los sectores económicos. No podía ser menos el sector primario y, en concreto, el sector de los vinos de Gran Canaria. Con todo, el cierre total del canal HORECA produjo unas pérdidas de un 90%, lo que en la práctica es la parálisis absoluta de la actividad.

Pese a ello, el sector del vino en Gran Canaria no ha perdido la calma y ha seguido buscando nuevas vías. Si a principio de año la apuesta fue por estar presente en una feria tan importante como Madrid Fusión, en pleno confinamiento lo presencial quedaba de lado y había que apostar por las vías telemáticas. De esa forma, el Cabildo de Gran Canaria impulsó una plataforma de venta de productos agrícolas y ganaderos entre los que estuvo el vino.

Las ventas por el medio virtual no paliaban ni de lejos las pérdidas por la parálisis de la economía, pero abría una vía de negocio y presencia que se ha consolidado con la mejora total del marketplace de Gran Canaria Me Gusta a final de año. Si anteriormente aquella herramienta era experimental, ahora se ha convertido en una potente iniciativa que pone al alcance de la ciudadanía los productos del sector primario de la isla, facilitando pagos y gestiones.

RUTA DEL VINO DE GRAN CANARIA

Pero la principal novedad en el mundo de los vinos de Gran Canaria en 2020 iba a ser la Ruta del Vino de Gran Canaria, que empezaba su formación interna en el mes de febrero. La pandemia ralentizó sus hitos, pero ha seguido formando a los agentes y establecimientos acreditados en formato virtual.

En este momento, cerca de certificar este importante producto de alto interés turístico, la Ruta del Vino de Gran Canaria es un sueño que lleva camino de convertirse en una realidad. Algunas estimaciones hablan de un aumento de un 30% de ganancias para los establecimientos que forman parte de la Ruta del Vino de Gran Canaria, expuestos dentro de una serie de experiencias turísticas que no dejarán indiferentes al visitante.

Si algo queda claro es que el turista post-pandemia será, inevitablemente, diferente al turista anterior. Las previsiones sobre el comportamiento turístico hablan de menos cantidad de turistas, dadas las restricciones de movilidad y aglomeraciones, pero con una estancia más amplia. Con todo, estamos ante un turista que busca mayores y mejores experiencias que le permitan conectar con el territorio que visitan. En ese sentido, es imperdible el camino trazado por la Ruta del Vino de Gran Canaria, una esperanza certera en un año funesto.

UN AÑO DE GALARDONES

El capítulo de premios de este año es amplio y variado para los vinos de Gran Canaria. Una vez más, los especialistas en el mundo vitivinícola vuelven a reparar en los vinos de Gran Canaria, con una conciencia cada vez mayor de que sus características son un valor más que un hándicap. Los vinos de Gran Canaria son elaborados con algunos varietales de uva genuinos de las islas, libres de filoxera, con una producción limitada, lo cual los hace exclusivos, con gran aporte de tierras volcánicas, con grandes diferencias entre un vino y otro, producidos en tierras, suelos y cultivos diferentes, y con una obtención de la vid que apela a la denominación de vinos de producción heroica.

En julio, el Agala 1212 obtenía una Gran Medalla de Oro en el certamen de vinos Agrocanarias 2020. Una de las novedades ha sido el vino Cruz, de Bodegas Ventura en un homenaje del bodeguero Javier Ventura a su abuela materna. Entró en la Guía Peñín 2021, obtuvo la máxima valoración en el International Wine Awards junto al Eidan Dulce, recibió un Arribe de Plata en los Premios Vinduero-Vindouro 2020 que reconoce a los mejores vinos de España y Portugal, y el Mundial de Vinos Extremos le concedió una Gran Medalla de Oro.

En ese mismo certamen italiano, Bodega Las Tirajanas consiguió dos medallas de oro, una por su tinto roble del año 2019 y otra por su vino blanco malvasía fermentado en barrica del año 2018. De igual forma, la bodega municipal de Agüimes, Señorío de Agüimes, fue premiado con un Arribe de plata en los Premios Vinduero-Vindouro 2020 por su tinto joven.

LA VENDIMIA

El 11 de julio comenzó la vendimia en la isla y concluyó el 8 de octubre. El primer punto fue San Bartolomé de Tirajana y el último las zonas altas de San Mateo y la cumbre. La sequía y el estrés hídrico recortaron un poco la producción estimada, quedándose en 332.695 kilos de uva, 129.793 de uva blanca y 202.902 de uva tinta, un 11% mayor que en el horrible año 2019.

La vendimia se adelantó bastante con respecto a las previsiones y los bodegueros destacan la calidad de la uva obtenida. San Mateo fue el municipio con mayor producción de uva. En el lado contrario, Moya tuvo una producción casi inexistente. En cuanto a variedades, el listán negro contó con el 44,5%, casi la mitad del total.

Con todo, los bodegueros grancanarios están haciendo un esfuerzo por mejorar su producto. Entre las medidas que están aplicando están la inversión en nueva maquinaria, la formación en las prácticas vitivinícolas, los aprendizajes del mundo vitícola a nivel mundial, la diferenciación de sus sellos de calidad o la conversión a vino ecológico de algunas bodegas. La esperanza es que 2021 sea un año con mejores expectativas, pero los vinos de Gran Canaria no paran en la búsqueda de un producto con identidad.

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