José Vicente Andreu / Presidente de ASAJA Alicante

El Tesoro de Villena es uno de los hallazgos áureos más extraordinarios de la Edad de Bronce europea. Conformado por 59 objetos de oro, plata, hierro y ámbar que suman casi 10 kilos, lo convierten en la vajilla más importante de España y segunda de toda Europa. Sin embargo, esta tierra situada en el noroeste de la provincia de Alicante, que limita al oeste con la Región de Murcia y Castilla-La Mancha y al norte con Valencia, alberga más tesoros en su interior.

Desde hace algunos días Villena ha estado de actualidad por motivos mucho menos amables que el descrito. Uno de ellos, las dificultades de una de las empresas más históricas de esta comarca, la Cooperativa Agrícola, que saltaba a los medios de comunicación con amenaza de cese de actividad, ERE para 500 trabajadores y la ruina para los agricultores. Pero, afortunadamente, se ha impuesto el sentido común y hacia final de la semana pasada se firmó un acuerdo con el principal o único cliente, Mercadona, que asegura, al menos de momento, la viabilidad de la empresa, el mantenimiento de los puestos de trabajo y da continuidad a las explotaciones de los agricultores de la zona.

No en vano, esta crisis debiera hacernos reflexionar sobre la estructura de mercado que tenemos, ser valientes y preguntarnos qué está pasando con Mercadona, pues no es la primera vez que se da esta situación… ¿Por qué lleva al límite repetidamente a gran parte de sus proveedores? ¿Qué parte de responsabilidad tiene Mercadona en todo lo ocurrido? ¿Hasta cuándo va a seguir la mercantil valenciana con esta visión tan agresiva de imponer y someter en la cadena de valor? En opinión de ASAJA-Alicante el modelo de desarrollo sostenible que está desarrollando debe contemplar el RESPECTO a la producción, algo que echamos verdaderamente en falta.

El otro motivo por el que la capital del Alto Vinalopó ha saltado a la palestra también pone en peligro otro de los grandes tesoros de esta tierra: sus aguas. Las aguas de Villena, fuente de salud y riqueza. Una riqueza compartida con todo el Vinalopó que han dado fertilidad y vida a los campos y cultivos de gran parte de esta provincia. Un puro acto de generosidad y solidaridad hídrica que tanto reclamamos a otras zonas de España que poseen excedentes de agua y que desde la Comarca del alto Vinalopó se viene realizando desde tiempo inmemorial. No obstante, en este momento histórico, ahora es Villena la que necesita de nuestra ayuda y toda esa solidaridad que han demostrado con hechos debe ser restituida.

En efecto, la sobreexplotación de acuíferos conlleva una situación tan insólita como injusta. Y es que, a raíz de declarar la sobreexplotación se han recortado los derechos de riego a los agricultores, se ha restringido las extracciones y la opción que se pone encima de la mesa para continuar con la actividad agrícola es recoger agua del trasvase Júcar-Vinalopó, que tiene un coste para los villeneros 3 veces más cara al precio actual y, con el cambio de toma a la desembocadura, el agua es de mucha peor calidad que la que tenían hasta el momento.

La situación es que, tanto se ha recurrido del subsuelo de Villena para abastecer otras zonas de la provincia de Alicante, que ahora los villenenses y agricultores del Alto Vinalopó tienen un problema de inviabilidad económica de sus explotaciones porque no pueden pagar el precio del agua procedente del Júcar-Vinalopó y los sobrecostes del cambio de toma del proyecto. Un caso evidente de voluntad política, de adoptar decisiones solidarias y equilibradas y poner encima de la mesa soluciones que prioricen a los intereses, en este caso, de las zonas cedentes.

La consecuencia de toda esta desidia política es que hoy nos encontramos con el trasvase Júcar- Vinalopó truncado y desactivado, sin agua para los alicantinos, con los pozos más sobreexplotados que nunca… Pero no termina ahí la cosa, el actual Gobierno, no contento con su pésima gestión, con la complicidad del Consell, establece en el nuevo Plan Hidrológico que solo habrá agua para Alicante si llueve y circula suficiente caudal por el río cedente, porque toda el agua que sobre de la modernización de los regadíos valencianos irá para la conservación del parque natural de la Albufera de Valencia. Para el ecosistema del Alto Vinalopó y para recuperar sus acuíferos se le negó a la comarca exactamente lo mismo que reclama el director del Parque Natural de la Albufera: 80 Hm3, que asegura que las aguas regeneradas de la EDAR de Pinedo no son de suficiente calidad para la Albufera, vertiéndolas al mar, ¡quién las pillara!

Así que, una vez más, lo que ocurre en Villena deja al descubierto que la preocupación por el medio ambiente y su preservación del actual Ministerio para la Transición Ecológica no es igual para todos. Los alicantinos, sin querer ser pretenciosos, no exigimos mejor agua que la de los patos de la Albufera, pero creo que tampoco debemos conformarnos con una peor. Una cuestión que no está en nuestras manos, sino en la de quién nos gobiernan y deciden en Madrid y Valencia, quienes se ha empecinado en que no llegue agua de calidad y a un precio asequible ni a Villena y ni a Alicante.

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