La agricultura de regadío de Los Monegros oscenses, clave para el desarrollo socioeconómico del territorio, quedará diezmada por la construcción de al menos diez parques eólicos, cuatro de ellos en la zona regable de LASESA, proyectados en Sariñena y municipios aledaños como Villanueva de Sigena, Sena, Castejón de Monegros, Lalueza, Lanaja y Poleñino, según denuncia la Comunidad de Regantes LASESA, que piden a las autoridades que «se preocupen menos de los grillos y los murciélagos y más de las familias»

Los cuatro parques eólicos proyectados en LASESA han sido bautizados con el nombre de Polaris, Alcione, Propus y Ain. Suman 198 MW de potencia nominal, procedentes de 36 aerogeneradores de 5,5 MW cada uno, de cerca de 200 metros de altura y otros 150 en círculo horizontal, que afectarán a 211 parcelas de regadío y a 50 caminos.

Los proyectos se encuentran en exposición pública y deben superar la evaluación de impacto ambiental que, por la estrategia de tramitación que presentan, tendrá que aprobar el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. En el supuesto que la evaluación fuera positiva, los parques eólicos se declararían de interés público y se procedería a la expropiación de los terrenos o la imposición de servidumbres allí donde se coloquen los aerogeneradores, las líneas de evacuación subterráneas, los apoyos y líneas eléctricas aéreas así como la subestación proyectada.

“LO PREOCUPANTE DEL PROCEDIMIENTO ES QUE SE EVALÚA LA AFECCIÓN A LOS GRILLOS O A LOS MURCIÉLAGOS, PERO NO A LAS FAMILIAS”

Independientemente de los más de 170 propietarios afectados que están valorando presentar alegaciones, la Comunidad de Regantes LASESA como entidad de derecho público está estudiando su posicionamiento acerca de los cuatro proyectos en exposición pública. Su presidente, Fernando Regaño, señala que “la comunidad de regantes la componen familias. Todas estamos a favor del desarrollo de las energías renovables y si es en nuestro término municipal mejor. Ahora bien, estos proyectos no deben ser en zonas de regadío porque hipotecan el futuro próximo, no sólo de las familias directamente afectadas sino de una zona productora de alimentos que tiene encargada, según la FAO, intentar duplicar la producción en los próximos 30 años sin incrementar el consumo de agua”.

A su juicio “lo preocupante del procedimiento es que se evalúa la afección a los grillos o a los murciélagos, pero no a las familias rematándose con la petición de fuerza y el apoyo público para defender exclusivamente los intereses particulares y muy corto plazo de un promotor solo porque en el regadío la obra civil le sale más barata”.

En este sentido, Regaño añade que “tendremos limitaciones para la instalación de granjas, para una futura modernización o para laborar determinados cultivos”. También para poder apostar en un futuro por “la plantación de leñosos -como olivos, chopos o almendros- por la construcción de invernaderos, de explotaciones ganaderas, agroindustriales e incluso instalaciones energéticas de autoconsumo que permitan producir con menos coste”.

La propia evaluación de impacto ambiental que Forestalia Renovables ha presentado reconoce que “la agricultura, donde se produciría las principales superficies de ocupación, podría verse afectada negativamente” pero propone que “los aerogeneradores se podrían potenciar como un recurso educativo para escuelas, institutos, universidades…” para que su presencia no suponga una reducción de “la afluencia de visitantes a la zona”.

Estas valoraciones, entre otras, han despertado una gran inquietud no solo entre las familias de agricultores sino también entre la población en general. El 11 de noviembre se celebró en Sariñena una reunión ante la preocupación de que quede expoliado el futuro agroganadero de la zona.

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