Los productores de cereal confían en la tecnología para mejorar su adaptación al cambio climático, que ya ha adelantado o reducido las cosechas en muchos casos, según los participantes de una nueva edición del podcast de Efeagro «Punto de Encuentro».
El director de Cereales, Arroz, Forraje, Semillas y Fertilizantes de Cooperativas Agroalimentarias de España, Antonio Catón, y el responsable técnico de la organización agraria UPA David Erice han coincidido en los beneficios de la mejora genética frente a eventos meteorológicos adversos como las sequías, las olas de calor o la falta de lluvias.
El campo español ha vivido este año una de sus campañas de cereales más anómalas, con un 30% menos de cosecha respecto al año anterior, y la subida de las temperaturas puede empeorar aún más la dependencia del exterior, porque sus 18 millones de toneladas no son suficientes para alimentar la demanda.
«Estamos viviendo una época muy complicada porque, aparte de los golpes de calor, tenemos la guerra de Ucrania», que ha disparado los costes de producción, ha afirmado Catón, quien destaca la necesidad de trabajar de manera diferente y calcular mejor los márgenes de las explotaciones.
REVISAR LOS PROCESOS DE PRODUCCIÓN
A pesar de la incertidumbre, Erice ha apuntado que los agricultores están empezando a planificar las siembras en un momento en el que deben realizar una revisión de cada una de sus decisiones y «tener muy claro cuánto cuesta cada cosa».
La producción de cereales empieza por la elección de las semillas y, para ello, los productores de cereal cuentan con técnicos en sus empresas y organizaciones que les orientan en la búsqueda de variedades cada vez más adaptadas a las condiciones climáticas, según el responsable de Cooperativas.
Ha asegurado que, hace veinte años, los rendimientos medios en casi todos los cereales eran un 10% inferiores a los de ahora y, gracias a la ciencia y la tecnología, el mundo ha podido seguir alimentándose porque «el crecimiento del consumo de cereales va de la mano del crecimiento de los rendimientos de las producciones».
Actualmente, según Erice, es difícil que no se coseche en una parcela por más que haya malas condiciones climatológicas y rendimientos bajos.
El técnico de UPA ha sostenido que el nuevo material vegetal aporta características «más interesantes» para la adaptación a las distintas zonas de producción, si bien «no todas las semillas tienen que funcionar igual en cualquier sitio».
«A lo mejor hay que intentar tener diferentes alternativas dentro de una explotación para poder adaptarse a cómo venga el otoño o la época de siembra», ha precisado.
VENTAJAS DE LA MEJORA VEGETAL
Según ensayos sobre el terreno de la iniciativa Agricultores Contra el Cambio Climático, en la que participan la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (Anove), Cooperativas y las organizaciones Asaja y UPA, la semilla certificada de variedades mejoradas aporta un 12% más de productividad, un porcentaje que aumenta en condiciones climatológicas más duras.
Catón reconoce que el calor está afectando a todos los cereales no solo en España, sino también en el resto de Europa y del mundo, pero insiste en los beneficios de la mejora vegetal, que hace que «los ciclos se adapten mejor a las circunstancias de cada clima y cada momento».
Además del efecto de las olas de calor, que cada vez se adelantan más en el calendario y arrastran al ciclo del cereal, los rendimientos se ven afectados por la menor disponibilidad de agua, lo que obliga a una mejor gestión de los recursos hídricos, incluida la del regadío, según Erice.
«Se está intentando poner en el mercado variedades que acaben el ciclo de cultivo antes para que estén más adaptadas y cuando venga el golpe de calor, el grano esté mucho más preparado», ha añadido el responsable de UPA.
Sobre la nueva PAC, que entrará en vigor en 2023, el director de Cereales de Cooperativas expresa su esperanza de que se sigan haciendo las rutinas de siempre pero «mejor», mirando a largo plazo, aunque los inicios sean complicados.
Erice, por su parte, considera que con la nueva PAC se fomentarán ciertas rotaciones de cultivos y la introducción de leguminosas, que tienen un «efecto muy positivo para los cereales» en términos de fertilización, contribuyendo a mejorar la salud de las plantas y de los suelos.
Para el técnico de UPA, los productores de cereal necesitan formación y conocimientos para hacer uso de los últimos avances porque «hay mucha tecnología en el campo».