La sequía y la falta de lluvias durante la primavera y el verano de este año ha obligado a los agricultores a restringir o disminuir las dotaciones de agua para poder terminar la campaña de regadío. Un equipo de investigadores del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) expertos en el uso eficiente del agua en agricultura ha calculado que esta temporada de regadío los cultivos de regadío de Lleida han necesitado un 14% más de agua de riego que la media de los últimos cinco años para garantizar las producciones.

Esto representa un aumento de 568 m3/ha de media (en total 82 hm3), lo que equivaldría a la mitad del agua hacia el embalse de Camarasa. Debe tenerse en cuenta que la superficie agrícola de fincas regadas en Lleida representa el 76% del regadío de toda Cataluña.

Para los cálculos, los investigadores se basaron en imágenes de los satélites Sentinel-2 y Sentinel-3, datos meteorológicos del Servicio de Cambio Climático de Copernicus y modelos físicos, que permiten elaborar los mapas de evapotranspiración de los cultivos. En esta temporada ha habido cuatro olas de calor consecutivas y una temperatura por encima de los 35ºC durante 38 días, siendo la temperatura media de marzo a septiembre de 1,5ºC más respecto a la media de los últimos cinco años.

Por otro lado, la precipitación acumulada de marzo a septiembre en Lleida ha sido de 180 mm, un 13% menos que la media de los últimos cinco años. Como consecuencia, «los cultivos han tenido mucha más demanda de agua», apunta Joaquim Bellvert, investigador del programa Uso eficiente del agua en agricultura del IRTA.

El agua que necesita un cultivo depende de las condiciones meteorológicas y del propio crecimiento de la planta. A mayor temperatura, la planta transpira más agua a través de las hojas ya su vez se evapora desde el suelo, algo que se conoce como «evapotranspiración». Cuando la lluvia no aporta todo el agua suficiente que necesitan los cultivos para producir, debe complementarse con el riego. Sin embargo, las demandas de agua de cada comunidad de regantes variarán en función de su superficie, tipos de cultivo, sistema de riego y condiciones climáticas.

EMBALSES BAJO MÍNIMOS

Según los expertos, todo indica que este año «no quedará como una anécdota» y es posible que sea más frecuente convivir con un clima caracterizado por sequías, olas de calor y granizadas.

Por eso, remarca Bellvert, «de cara al próximo año debemos prepararnos para una campaña de riego muy complicada, donde cada gota de agua contará y será clave hacer un uso racional y eficiente del agua de riego».

De hecho, los expertos del IRTA también advierten que la próxima campaña podría empezar con los embalses en «mínimos históricos». A fecha 2 de octubre, los embalses de la confederación hidrográfica del Ebro (CHE) estaban al 45% de su capacidad y los de las cuencas internas de Cataluña a un 37%. Hace sólo un año, estas reservas eran del 62% y del 63% respectivamente. A esto, cabe sumarle que se prevén unos meses de otoño secos y más cálidos, según avanzaba el Servicio Meteorológico de Catalunya (SMC) a finales de septiembre.

UNA HERRAMIENTA QUE PREDECIRÁ LA DEMANDA DE AGUA EN TIEMPOR REAL

Los investigadores del programa Uso eficiente del agua en agricultura del IRTA están desarrollando una herramienta de acceso abierto basada en datos de satélites y meteorológicas que permitirá a las comunidades de regantes realizar un seguimiento de la evapotranspiración y la estado hídrico de los cultivos en tiempo real.

Con esta información, los regantes podrán conocer con exactitud cuánta agua necesitarán aportar a cada parcela y podrán predecir las demandas de agua a lo largo de toda la campaña de riego. «Es una visión más completa de las necesidades de riego anuales que, además, si persisten las sequías, ayudará a anticiparse y distribuir mejor el agua y de forma más eficiente a lo largo de la campaña de riego», destaca Jaume Casadesús, investigador del IRTA.

Esta herramienta ya se ha probado en una versión preliminar en la zona del Baix Ter (Girona) en el marco del proyecto «Girona, región sostenible en el agua» (PECT, Girona, región sensible al agua, 001-P -000082). Ahora, también se implementará en la zona de regadío de Lleida gracias al proyecto demostrativo «COMREGSAT» (PDR 2014-2022).

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