Los aranceles de Trump ya empieza a provocar miedo. El director adjunto de la Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva (Asoliva), Rafael Pico, ha alertado este martes 4 de que «cualquier arancel» distorsiona el mercado y de que es el consumidor norteamericano quien puede sufrir una posible subida de precios, pero no oculta su preocupación ya que será un arancel que «en principio» se va a imponer a los aceites de todo origen y porque el 30% de las exportaciones españolas a EEUU provienen de la venta de aceite de oliva.

Pico se ha referido así al anuncio realizado por el presidente de EEUU, Donald Trump, a través de redes sociales, sobre la imposición de aranceles a las importaciones de productos alimentarios a partir del 2 de abril.

España exporta a Estados Unidos productos agroalimentarios por valor algo superior a los 3.500 millones de euros (datos Datacomex 2024), una factura cuyo 30% (1.013 millones) proviene de los ingresos obtenidos exclusivamente por la venta de aceite de oliva a ese destino.

Pico ha recordado que Trump pidió un informe a su Departamento de Comercio sobre la balanza que tiene Estados Unidos en el sector agroalimentario con la Unión Europea, un documento que tiene que estar listo para el 1 de abril.

«Estos aranceles los ha anunciado con fecha 2 de abril», ha apostillado, por lo que «tiene mucha pinta de que va a ser influyente lo que salga de ese informe».

A su juicio, al ser un arancel que «en principio» se va a imponer a los aceites de todo origen, «al final el que va a pagar el arancel» o esa «mayor subida de precio va a ser el consumidor americano».

Otros aspectos que hay que tener en cuenta, según Pico, es que estos gravámenes hacen perder competitividad a los aceites de oliva importados desde Estados Unidos respecto al resto de aceites y grasas.

RECUERDA QUE «COMO HAYA UN MAYOR DIFERENCIAL DE PRECIOS ENTRE ESTAS DIFERENTES GRASAS, EL ACEITE DE OLIVA PIERDE COMPETITIVIDAD»

En este punto ha recordado que Estados Unidos tiene producción de otros aceites que son competidores del aceite de oliva, como son la canola, el aguacate y otros muchos.

«Como haya un mayor diferencial de precios entre estas diferentes grasas, el aceite de oliva pierde competitividad», ha concluido.

La patronal de la industria alimentaria, FIAB, ya se pronunció sobre esta posibilidad hace unos días para abundar en su postura como «firmes defensores» del libre comercio.

Por ello, apuntaban que medidas como la imposición de aranceles «lo limitan y crean unas barreras perjudiciales» para el conjunto de la economía.

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