La presidenta del Comité de Organizaciones Agrarias comunitarias (COPA), Christiane Lambert, asegura que los bancos muestran aún «reticencias» y desconfianza a la hora de financiar proyectos agrícolas en la Unión Europea (UE) si los presenta liderados por una mujer.

Primera mujer que preside el COPA, Lambert resalta, en una entrevista con Efeagro, los avances hacia la igualdad agraria en los últimos diez o veinte años, pero los bancos todavía confían más en los hombres que en los proyectos liderados por una mujer al otorgar créditos o avales en el campo.

La responsable de la organización mayoritaria de agricultores europeos también es la primera mujer que preside el principal sindicato agrario francés Fnsea; ganadera desde hace 32 años, gestiona una explotación de cereales y porcino en Bouillé-Ménard, en Maine y Loira (noroeste francés).

Opina que la agricultura de la UE sufre una «presión» injusta y «nada realista» por las exigencias ambientales, una ayuda pública insuficiente y una «política comercial incoherente» que abre las fronteras a importaciones de países con requisitos más laxos, como los de Mercosur.

Comprende la preocupación de los agricultores españoles o de otros países que han retomado las protestas -paradas durante la pandemia por responsabilidad-, porque frente a ese aumento de los esfuerzos ambientales «caen los precios y los ingresos por sus productos».

En ese sentido, señala que la rentabilidad es la única solución para garantizar el relevo generacional y la incorporación de mujeres en el campo de la UE, donde «por cada agricultor menor de 40 años hay tres con más de 65 años».

EL 29% DE LAS EXPLOTACIONES SON PROYECTOS LIDERADOS POR UNA MUJER

Lambert destaca que la presencia de mujeres en el sector sube y que ahora alcanza un 29 % de la explotaciones de la UE.

Subraya el «progreso» en las dos últimas décadas por parte de muchos países en cuanto a equiparación de derechos y reconocimiento laboral de las trabajadoras de las explotaciones familiares.

Admite que en la Política Agrícola Común (PAC) «no hay bonificaciones» para incentivar a los liderados por una mujer.

Asimismo, apunta que «a menudo, las agricultoras tienen más problemas para conseguir la confianza de los bancos, que se fían más de los hombres que de un proyecto que presenta una mujer sola».

Como soluciones, propone incrementar la visibilidad de los casos de éxito de las empresarias rurales, puesto que «hay muchos y muy buenos» o incentivar a las niñas en los colegios e institutos para que elijan este ámbito.

INQUIETUD SOBRE PAC Y LOS ACUERDOS COMERCIALES

Lambert expresa inquietud sobre las negociaciones de la nueva PAC, dentro de las instituciones de la UE, que podrían concluir este semestre, especialmente en los planes que refuerzan los requisitos ecológicos.

Alude concretamente a los «eco-esquemas» (pagos complementarios para cumplir prácticas beneficiosas para el medioambiente), ya que el Consejo de Ministros de la UE (Gobiernos) apoyó que alcancen el 20 % de las ayudas, pero la Eurocámara quiere que se eleve al 30%.

«Es como si a un trabajador cualquiera se le dijera… te vamos a quitar un 30% de tu sueldo y para que te lo devuelvan tienes que hacer esfuerzos ambientales enormes», señala.

Critica también la estrategia «De la granja a la mesa» de la Comisión Europea (CE), que plantea reducciones del uso de fitosanitarios y fertilizantes, y una superficie mínima dedicada al cultivo ecológico.

«Hay un endurecimiento de demandas a los agricultores y un presupuesto que no está a la altura. Nos comprometemos a responder a los problemas ambientales pero debe ser compatible con la economía de las explotaciones», añade.

En relación a la pandemia, manifiesta que el apoyo de la UE al campo ha sido insuficiente, especialmente para sectores como el vitivinícola, dañado por los cierres de la hostelería, la anulación de celebraciones y, aparte, los aranceles de EEUU, «que también han perjudicado al sector olivarero español».

Por todo ello, justifica que los agricultores retomen las movilizaciones, ante una bajada de ingresos, la PAC y la inquietud sobre acuerdos comerciales que «crearán distorsiones».

En ese caso, alude al pacto entre la UE y Mercosur, que el Copa rechaza, por su impacto en sectores como el vacuno, avícola o azúcar.

También muestra preocupación por la «perturbación» del comercio tras el Brexit, por el bloqueo de los certificados de exportación, por la actitud del Gobierno británico o el incremento de importaciones de naciones que pretenden usar el Reino Unido «como palanca» para entrar en Europa.

(Texto: Mercedes Salas/ Efeagro)