No existe nada que limpie y mantenga mejor los montes que un rebaño de vacas. La ganadería de vacuno de carne y sus ‘vacas bombero’ juegan un papel imprescindible para mantener la vegetación a raya y las áreas de dehesa, prados y montes libres de biomasa o material altamente inflamable, convirtiéndose en uno de los principales aliados para la prevención de incendios. Tal y como explica el director de la Organización Interprofesional de la Carne de Vacuno (Provacuno), Javier López, el ganado permite al mismo tiempo grandes ahorros económicos porque contratar mano de obra y maquinaria para hacer estas mismas funciones de manera mecánica sería impensable así como por sus beneficios medioambientales dada la imposibilidad de actuar sobre miles de hectáreas de terrenos sensibles a los incendios forestales.

El sector del vacuno de carne reivindica el papel de las ‘vacas bombero’ para eliminar biomasa que fácilmente puede arder y a la ganadería, porque actúa como un «cortafuegos» eficiente para luchar contra los incendios forestales al mismo tiempo que se reduce el riesgo para las brigadas de extinción que se juegan la vida frente al fuego cada verano.

NO SÓLO DEBE INVERTIRSE EN EXTINCIÓN, SINO QUE TAMBIÉN HAY QUE APOSTAR, MUY ESPECIALMENTE, POR LA PREVENCIÓN

Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la superficie afectada por incendios en 2021 fue de 84.300 hectáreas, de las cuales 66.783 correspondieron a zonas forestales y más de 17.400 a áreas arboladas. Asimismo, se registraron un total de 19 “grandes Incendios”, categoría que incluye aquellos que superan las 500 hectáreas forestales afectadas. Quince de ellos tuvieron lugar durante la campaña de verano y otros cuatro durante la campaña de invierno, con una superficie forestal dañada de 31.375 hectáreas. “Consideramos que es mucho mejor y enormemente más barato ‘prevenir que curar’ ¿Por qué no apostamos más por el mantenimiento de la actividad ganadera para luchar contra el fuego?”, se pregunta el director.

Cows herd grazing outdoors in the Pyrenes

A juicio de Provacuno, no sólo debe invertirse en extinción, sino que también hay que apostar, muy especialmente, por la prevención. Y esto pasa por más apoyo a los ganaderos para que no abandonen la actividad y puedan mantener así un trabajo esencial, aunque poco conocido y reconocido actualmente. “Somos vitales para la conservación del medio natural y las especies que lo habitan”, recuerdan los ganaderos. Una tarea que se hace más importante cada año si cabe, porque el cambio climático está aumentando la dimensión y gravedad de los “grandes incendios”, que coinciden con frecuencia con las zonas donde se ha abandonado la actividad agrícola y ganadera, a juicio de la Interprofesional.

“España es uno de los países más vulnerables de Europa al cambio climático a tenor de lo que advierten cada vez más expertos mundiales. La combinación de olas de calor, sequía, baja humedad, a veces con fuerte viento, unido a una vegetación muy seca y bosques abandonados por la actividad primaria y forestal, convergen en episodios de incendios cada vez más preocupantes. De hecho, ya estamos soportando la aparición de los denominados “incendios de sexta generación”, recuerda el director general de Provacuno.

“Tanto nuestros entornos mediterráneos, áreas continentales e incluso el norte de España -tradicionalmente húmedo y verde- se convierten en un polvorín desde finales de primavera y cada año son devorados por incendios de mayor amplitud y gravedad durante la época estival y, de forma creciente, en otoño. Desafortunadamente, comprobamos que son áreas donde hace apenas unas décadas los fuegos se mantenían a raya gracias al trabajo de los ganaderos, pero éstos han despoblado parte del territorio rural para concentrarse en los entornos urbanos”, añade.

Para Provacuno merece la pena detenerse por un instante en lo que está pasando cada verano (y también en primavera y otoño en algunos años secos) con nuestros bosques, dehesas y montes; pensar en los motivos que lo explican y escudriñar las posibles acciones humanas que todavía se pueden potenciar para prevenir mayores daños en los ejercicios venideros. “La inexistencia de cultivos o la desaparición de los pastos ‘modelados’ por el hombre durante siglos que actuaban como cortafuegos ayudan a explicar la situación al a que hemos llegado”, argumenta.

A medida que se intensifican los incendios forestales a lo largo y ancho del territorio nacional, se soportan graves efectos ecológicos sobre los ecosistemas y la fauna salvaje sin olvidar las toneladas de dióxido de carbono emitidas a la atmósfera. “Es el momento de repensar sobre el papel que pueda jugar el modelo europeo de ganadería sostenible, no sólo en el ámbito de la calidad, seguridad, trazabilidad o soberanía alimentaria, sino también en el de la sostenibilidad”, concluye.

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