Un estudio de la Universidad de Zaragoza, en colaboración con el Departamento de Agricultura del Gobierno de Aragón, acerca de la situación femenina en el mundo rural pone de manifiesto que las mujeres rurales quieren seguir viviendo en los pueblos aragoneses.

Este proyecto de investigación, «pionero en Europa», es «una foto fija» sobre la situación de las mujeres en el medio rural y ha ayudado a poder conocer sus «inquietudes y reivindicaciones», ha expresado en rueda de prensa la responsable de la Unidad de Igualdad del Departamento de Agricultura, Miriam Ferrer.

Para llevar a cabo el estudio se ha utilizado un cuestionario conjunto que se ha podido cumplimentar por correo electrónico, redes sociales y aplicaciones para teléfonos móviles.

El informe tiene dos partas, la primera titulada «La situación de la mujer rural aragonesa desde una perspectiva de género en 2020», que ha sido llevada a cabo por el Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de Unizar.

El objetivo de este trabajo ha sido analizar y valorar la situación de estas mujeres en la actualidad para detectar los aspectos fuertes y débiles con el propósito llevar a cabo propuestas de mejora en beneficio de todos los habitantes del mundo rural, desde «la óptica de las mujeres», ha dicho la coautora del estudio Mari Luz Hernández.

En el estudio han participado 563 mujeres, la mayoría de ellas de municipios de menos de 2.000 habitantes. La mayor representación de las participantes se encuentra en la franja de edad comprendida entre los 35 y 65 años, de las que dos terceras partes tienen algún tipo de estudios y un 38% tiene estudios superiores, ha explicado Hernández.

LAS CONCLUSIONES DE ESTE ESTUDIO HAN ESTABLECIDO UNA ALTA IDENTIDAD CON EL TERRITORIO Y DE UNA ALTA VALORACIÓN DE LOS RECURSOS TERRITORIALES

Este estudio se ha basado en el Índice de Valoración Integrada de la Inclusión de la Mujer en el Mundo Rural (VIMUR), una metodología utilizada en un estudio similar en el año 2018 y que mide seis aspectos: la incorporación de las mujeres a la agricultura y a la ganadería, el empleo y el emprendimiento, la conciliación y la corresponsabilidad, la participación de las mujeres, su identidad con el medio rural y la gobernanza, es decir, la relación con las instituciones y de estas con la ciudadanía.

Las conclusiones de este estudio han establecido una alta identidad con el territorio y de una alta valoración de los recursos territoriales, ha dicho Hernández, que destaca esa voluntad de que las mujeres rurales quieren seguir viviendo en los pueblos.

La coautora del estudio ha hecho alusión también a los puntos débiles, ya que las mujeres participantes han destacado la escasez de servicios e infraestructuras, lo que dificulta la conciliación en el ámbito doméstica, además de pocas medidas efectivas para mujeres rurales y el desconocimiento sobre ello y escasa coordinación institucional.

Respecto a la valoración por comarcas, las que peores valoraciones arrojan son las de la Comunidad de Teruel y Albarracín, mientras que las han obtenidos mejores valoraciones han sido la Comarca Central, Ribera Alta del ebro y Campo de Daroca.

El segundo estudio, bajo el nombre «Mujeres y desarrollo socioeconómico en el medio rural en Aragón: aproximación desde una perspectiva de género», lo ha efectuado el Departamento de Análisis Económico de Unizar.

En este trabajo se han estudiado las preferencias, oportunidades y barreras del territorio, la situación socioeconómica, el uso del tiempo y la persistencia de estereotipos. Todos los datos obtenidos se han cruzado con las características sociodemográficas.

Los resultados de este estudio han mostrado una «brecha de género» poblacional y de empleo y un mayor envejecimiento, lo que dificulta la fijación de población en edad de trabajar, ha manifestado la coordinadora del estudio, Rosa Duarte.

El nivel educativo ha confirmado ser «un vehículo fundamental» para la movilidad social en el medio rural aragonés, ha añadido.

Las mujeres muestran una «clara preferencia» por permanecer en sus municipios durante la próxima década, y el porcentaje se incrementa en aquellas mujeres vinculadas a la agricultura y las que trabajan en asociaciones o cooperativas, ha apuntado Duarte, quien ha añadido que este arraigo por el territorio aumenta con la edad.

Respecto al análisis de los usos del tiempo, el estudio ha revelado que la distribución de la realización de las tareas cotidianas es desigual entre hombres y mujeres y estas dedican mucho más.

Finalmente, han observado una tendencia general a un desacuerdo con determinados estereotipos de género y una valoración muy positiva de los procesos de desarrollo profesional y personal de la mujer, aunque persisten en algunos grupos en determinados grupos poblacionales.

Los resultados muestran una valoración positiva de las mujeres que viven en el medio rural y que sienten un «fuerte arraigo» por estos territorios, hasta el punto de que las mujeres rurales quieren seguir viviendo en los pueblos aunque en el estudio también se han identificado barreras en relación a la escasez de oportunidades laborales y a la oferta y acceso a los servicios.

Por ello, Duarte ha hecho referencia a la importancia del apoyo a la conciliación, facilitar el acceso a la formación continua y a la información sobre recursos disponible para poder trabajar en esta dirección. Ambos estudios se encuentran enmarcados dentro del Pacto de Estado contra la Violencia de Género.

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