Juan Javier Ríos / Efeagro

La proliferación de macrogranjas en la ganadería española es una tendencia en auge que genera filias y fobias y posiciones enfrentadas entre los que consideran que estos proyectos llevan a la ruina a las pequeñas explotaciones y los que lo ven como una oportunidad para potenciar el desarrollo rural.

El tema vuelve a la actualidad tras el proyecto, por parte de la cooperativa ‘Valle de Odieta’, de construir una macrogranja de 20.000 vacas de leche en el municipio soriano de Noviercas.

El proyecto de Soria no sólo divide a todo el mundo, sino que rompe la disciplina en algunas organizaciones

Esta iniciativa cuenta, por un lado, con la firme oposición de organizaciones agrarias e instituciones como COAG, UPA o incluso el Gobierno vasco pero, por otro, es apoyada por el Ayuntamiento de Noviercas, por la Diputación soriana o por Asaja o incluso UPA Soria, que se desmarca de la postura nacional de la organización.

La división entre los productores es patente: mientras COAG y UPA ven un «despropósito» este proyecto, Cooperativas Agro-alimentarias pide una «reflexión profunda» sobre el impacto social y medio ambiental y Asaja, por su parte, la defiende por la oportunidad de desarrollo que supone para la provincia.

La cooperativa impulsora de esta macrogranja ha declinado, por su parte, hacer declaraciones a Efeagro pero sí lo ha hecho el presidente de la Diputación de Soria, Luis Reyes, quien ve la apertura de la vaquería como «una oportunidad para romper la tendencia de pérdida de población» de la provincia, que es «la única de España con menos de 10 habitantes por kilómetro cuadrado».

Pone el acento en los 200 puestos de trabajo directos previstos y otros indirectos en áreas como el cultivo de forrajes para alimentar a ese ganado o el tratamiento de sus residuos.

Además, su juicio, aunque el sector lácteo español «lo está pasando muy mal» «la solución» al problema no es negarse a proyectos como el de «la granja en Noviercas».

El sector porcino fue el impulsor de estas macrogranjas, con unas apuestas que quieren seguir adelante

El sector porcino, sin embargo, está más acostumbrado a macrogranjas que se extienden por diferentes puntos de la geografía española, como es el caso de la que la empresa ‘Jisap’ tiene en La Pueblanueva (Toledo), con un tamaño un 165% superior al de una explotación media.

Allí se crían 3.000 cerdas reproductoras y ya tienen pensado ampliar otras tres granjas en Jaén para alcanzar esos volúmenes de producción.

El veterinario de ‘Jisap’, Juan Jiménez, asegura que, normalmente, este tipo de granjas son «más modernas» y el trabajo está «más sofisticado y protocolarizado», con grupos específicos de inseminación, partos o tratamientos.

Incide en los beneficios que esa especialización del trabajo reporta en áreas como el bienestar o la salud animal y pone como ejemplo esta granja toledana en la que las cerdas que van a parir por primera vez se aislan del resto.

Lo hacen así porque «normalmente» se suelen ver más afectadas por enfermedades por lo que, en caso de afecciones, «se pueden atajar más fácilmente».

Las macrogranjas también llegan al ovino, el mayor centro de tipificación de corderos de Andalucía en Pozoblanco

El sector del ovino tampoco escapa a esta tendencia con la creación de centros de tipificación que acogen a miles y miles de corderos.

Se prevé que en Pozoblanco (Córdoba), entre en funcionamiento el mayor centro de tipificación de corderos de Andalucía; un proyecto de la cooperativa ‘Merino del Sur’ que quiere habilitar seis naves con capacidad para más de 10.000 animales.

El presidente de la cooperativa, Gabriel Rodríguez, asegura que contar con estos grandes centros permite la obtención de corderos «lo más homogéneos posibles», un requisito indispensable para facilitar la apertura de nuevos mercados.

Al igual que en ‘Jisap’, Rodríguez incide en que esta gran infraestructura estará adaptada a las últimas tecnologías en los procesos de alimentación y de clasificación automática de los corderos.

La cooperativa confía en que la Junta de Andalucía agilice los trámites para que el centro pueda estar operativo el año que viene, según señala Rodríguez.

Las macrogranjas se convierten, pues, en una tendencia en la ganadería que, de momento, encuentra más reticencias para prosperar en el vacuno de leche debido a las crisis cíclicas que le afectan desde hace años.

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