A primera hora de la mañana de este jueves 26, un día  particularmente lluvioso, en las zonas agrícolas de la provincia de León se acumulaban ya más de 50 litros por metro cuadrado desde que comenzara este nuevo periodo de precipitaciones hace dos semanas. Para el tipo de terreno que se cultiva en León esta cantidad de lluvia, en esta época del año, es especialmente excesiva, lo que conlleva que se paren todas las labores agronómicas y que no haya una previsión de cuándo se van a poder volver a retomar.

Las lluvias han frenado las labores agronómicas, en concreto han interrumpido la cosecha de maíz y remolacha a los pocos días de haberla iniciado, han parado la recolección de patatas que ya estaba en su recta final, y han interrumpido también la recolección de las últimas fincas de alubias y de girasol, dos cultivos estos últimos que a día de hoy, para los que todavía están en el campo, se dan prácticamente por perdidos.

ASAJA teme sobre todo por lo que depare en las siembras de cereal y otros cultivos herbáceos de invierno, particularmente en tierras de secano, donde la superficie sembrada a duras penas alcanzará el 20%  de la prevista a final de campaña.

LA DIFICULTAD PARA HACER LAS SIEMBRAS QUE SE TENÍAN PLANIFICADAS COMPLICA EL CUMPLIMIENTO DE LAS NORMAS DE LA NUEVA PAC

Además, en la comarca de Los Oteros las labores venían más retrasadas con motivo de la entrega de las fincas de reemplazo de la concentración parcelaria (en Los Oteros se concentra el 30% de los cultivos herbáceos de secano de la provincia de León). Todo apunta a que, por bien que esto se arregle, habrá una reducción importante del cultivo de cereal, sobre todo de trigo.

Por otra parte, apunta también ASAJA, esta dificultad para hacer las siembras que se tenían planificadas complica el cumplimiento de las normas de la  nueva PAC, en particular en lo relacionado con la condicionalidad y con los eco regímenes. Dificultades para cumplir porcentajes máximos de barbecho y para hacer la rotación y diversificación de cultivos exigida.

La parte positiva es la abundancia de pastos tanto en los montes como en las rastrojeras, y las  aportaciones que ya están recibiendo, de forma generosa, los pantanos de los ríos regulados, lo que da tranquilidad de cara a la nueva campaña de riego que comenzará en abril de 2024.

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