Cada conflicto en cada país es diferente, pero hay elementos que los podrían hacer similares o aún más diferentes. Los ganaderos galos han conseguido con una dura movilización que Lactalis ceda y acuerde pagar 30 euros más por tonelada de leche.

Sin embargo, en España la guerra contra Lactalis tiene dos graves frentes abiertos desde hace tiempo sin que se vislumbre una solución. Por un lado, los precios que paga a los ganaderos nacionales, en especial tras presentarles un nuevo contrato denunciado como «abusivo» por las organizaciones agrarias. Por el otro, con el cierre de la planta de Lauki en Valladolid, donde como el perro del hortelano ni come ni deja comer; esto es, ni vende ni la deja comprar.

Y aunque en ambos casos ha habido una fuerte presión social, ésta no ha llegado ni a rozar la imagen del gigantes francés. Mientras en el país vecino todos los medios se hacían eco de la protesta, aquí salvando los medios locales / regionales o especializados, como agroinformacion.com, la noticia no ha tenido ninguna repercusión. Y así poco se logra en una contienda social.

Además, en Francia han conseguido no sólo que el primer ministro se posicione a favor de los ganaderos y critique a Lactalis, sino que reaccione por twiter nada más conocer la noticia del acuerdo felicitándolos. En España no sólo no se sabe nada oficial de la ministra Isabel García Tejerina (de Rajoy para qué hablar) sino que ni siquiera se sabe si tiene un twiter para comunicarse.

Y es que con estos apoyos, de nada va a servir el boicot a sus productos promovido por UUAA, las movilizaciones con tractores en la calle o los lamentos por los nuevos contratos. O se involucra a toda la sociedad en una misma causa (dónde y qué está Inlac a todo esto) o seguiremos viendo con envidia lo que consiguen nuestros vecinos.

 

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