La tensión con los vecinos del norte sigue presente, aunque sin incidentes. Unos 6.000 viticultores del sur de Francia, según datos de los organizadores, protestaron este sábado en Narbona contra las importaciones de vino español y para pedir ayudas por la difícil situación que viven, una manifestación que se desarrolló con calma.

Convocados por las entidades agrarias FNSA y JA, los manifestantes acusaron al Gobierno de no hacer nada frente al daño que sufren, aseguran, por la entrada de vino procedente de España que, señalan, tira por tierra los precios.

Esta nueva protesta se produjo a pocos días de que el ministro de Agricultura, Marc Fesneau, acuda a la región para proponer ayudas para el sector, muy afectado por la inflación y la sequía.

«Queremos vivir de nuestro trabajo», se leía en una pancarta, o «Aquí muere el último viticultor», rezaba otra que tenía dibujado un ataúd.

La protesta, cerca de la frontera con España, transcurrió sin incidentes, en contraste con los del pasado 19 de octubre, cuando los manifestantes bloquearon una autovía para impedir la entrada de camiones cargados con vino español.

Quemaron neumáticos sobre el asfalto y controlaron a varios camiones en busca de vino, cuya carga vertieron sobre la calzada. La protesta motivó una protesta oficial del Gobierno de España, que sin embargo dejó claro que debe primar «siempre» el diálogo y el entendimiento, así como la búsqueda de acuerdo «frente a situaciones que puedan provocar tensiones» y no llegar a situaciones de conflicto y de agresividad..

Los viticultores franceses denuncian las importaciones de vino español ante las difíciles condiciones actuales por las bajas cosechas, motivadas por las malas condiciones climáticas y el encarecimiento de los costes de producción por la inflación, al igual que está pasando en España.

Sin embargo, señalan que los precios de los vinos no suben a causa de las importaciones a granel desde España.

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