Sin perspectiva de lluvias a corto plazo, en el arranque otoñal más cálido de la historia, un déficit anual de precipitación cercano al 11% y embalses en niveles agónicos de agua, por debajo del 36% de su capacidad, la fuerte sequía que arrastra España se agrava.

Tras el final del verano, la península ibérica se encuentra en fase de sequía meteorológica de larga duración, considerando las lluvias de los tres años anteriores, en todas las cuencas de acumulación salvo la del Júcar, Segura y Tajo.

Según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), en las cuencas del Guadalquivir y Guadiana se trata de la sequía más duradera desde, al menos, 1961, mientras que en la cuenca del Pirineo oriental es la sequía más intensa desde el inicio de la serie.

La causa inicial de las sequías es la insuficiencia de lluvias (sequía meteorológica), lo que deriva en que los recursos hídricos sean insuficientes para satisfacer las necesidades existentes (sequía hidrológica), algo habitual en la península ibérica, que ha sufrido de periodos de aguda escasez, siendo alguno de los peores los de 1979/1983, 1991/1995, 2016/2017 y el actual.

A día de hoy, los datos arrojan que los umbrales de agua embalsada albergan un total de 20.098 hectómetros cúbicos, es decir, están al 35,9 % de su capacidad , con casi 4.000 hm3 menos que la media de los últimos cinco años, y hasta 7.000 hm3 por debajo de la media de la década, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico.

Por cuencas, la del Guadalquivir (18,2 %) y la de Guadalate-Barbate (15,8 %) son la que sufren una situación más grave seguidas de la del Segura (24,3 %), Guadiana (23,8 %), Mediterránea Andaluza (23,4 %) y las internas de Cataluña (22 %).

En cuanto a la situación de los embalses en niveles agónicos por Comunidades Autónomas se diferencian fuertes contrastes en las acumulaciones: Asturias es la comunidad que más porcentaje de agua embalsada tiene (76,5 %), seguida del País Vasco (59,9 %), Galicia (59,2 %) y de la Comunidad de Madrid (50,2 %).

Detrás de ellas, y en puesto intermedios, se encuentran Castilla y León (44 %), Comunidad Valenciana (42,4 %), la Comunidad Foral de Navarra (41,1 %), Extremadura (39,4 %), Cataluña (35,5 %)y Aragón (32,4 %); En las últimas posiciones se sitúan La Rioja (29,9 %), Castilla-La Mancha (28,7 %), Región de Murcia (28, 3 %), Cantabria (24,5 %) y Andalucía (20,1 %).

Cabe resaltar, que el estrés hídrico de los embalses ya era patente y preocupante en 2022 cuando, en la misma semana, la reserva de agua marcó el 32 por ciento de su capacidad, porcentaje todavía más bajo que el actual y muy alejado del 66,6 % registrado en 2013, el mejor dato de los últimos 15 años.

La escasez también afecta a las lluvias, tal y como se refleja en el año hidrológico, que comprende del 1 de octubre al 30 de septiembre, y que a falta de confirmación oficial, ha concluido como el sexto más seco del siglo XXI y el undécimo de la serie histórica (1961), con una media de precipitaciones en torno a un 11-12 por ciento menos del promedio.

El pasado año hidrológico, 2021-2022, fue el tercero más seco de la serie histórica; Por delante 2004-2005, el más seco de la serie histórica, con una media de 415,1 litros por metro cuadrado, mientras que 2011-2012, también muy poco lluvioso, fue el segundo más seco, con 473,6 litros por metro cuadrado.

Con respecto a las posibles lluvias para esta semana y parte de la próxima se prevé temperaturas al alza y una situación de bloqueo, con un potente anticiclón en superficie y su dorsal en altura, que desvían al norte las borrascas, dejando sin precipitaciones a la península.

De momento, hasta mediados de la próxima semana, predominará el calor por un episodio cálido que no solo no perderá fuerza, sino que se intensificará, sobretodo en el norte, este y sur, con temperaturas que superarán los 30 grados en buena parte del país y hasta 34-36 grados en amplias zonas de Extremadura y Andalucía.

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