El Gobierno francés prevé que, teniendo en cuenta la situación de sequía hasta este momento, la producción de maíz puede reducirse en un 18% respecto al pasado año y la de hierba de pasto en un 21%.

«El riesgo principal» derivado de ese bajón de la producción de maíz y de pastos, elementos básicos para los animales es que muchos ganaderos se vean abocados a deshacerse de una parte de su cabaña para afrontar pagos o para evitar los gastos de alimentación en los próximos meses, destacó este lunes el ministro de Agricultura, Marc Fesneau.

En una conferencia de prensa al término de la tercera reunión del comité de seguimiento de la sequía para la agricultura, Fesneau explicó que por el momento, aunque no hay elementos de prueba de que eso ya esté ocurriendo, sí que hay «inquietud», en especial por la cañida de la producción de maíz.

Junto a una situación «muy deficitaria» respecto a la hierba, pero que se podría corregir en parte si lloviera en las próximas semanas, otro cultivo de verano que también se está viendo afectado por la falta de lluvia es el girasol.

Su cosecha se espera del mismo nivel que la de 2021, pero eso solo será posible porque las superficies que se han sembrado son muy superiores. Es decir, el rendimiento será netamente más reducido.

Por lo que se refiere a los «cereales de paja», como el trigo y la cebada, su producción en Francia será «más o menos estable» si se compara con la del pasado año, pero con una gran disparidad entre unas y otras regiones.

En las frutas y hortalizas, algunas están sufriendo recortes de producción por la sequía, como también en su calidad visual y gustativa, como ocurre con los pepinos, los calabacines o los melones.

Por el contrario, el departamento de Agricultura anticipa incrementos en el caso de la manzana (que se situará en la media del periodo 2017-2021), del melocotón (+17 % respecto a la media de los cinco ejercicios precedentes) y del albaricoque (16 % comparado con la media del último quinquenio).

En cuanto al vino, se estima que se producirán entre 42,6 y 45,6 millones de hectolitros, un nivel muy próximo a la media de los cinco años precedentes (44,2 millones de hectolitros).

Francia tiene medidas de restricción del uso de agua en 93 del centenar de departamentos del país y, aunque en las últimas semanas han caído precipitaciones por tormentas en algunas partes, eso «no va a permitir volver a la normalidad».

«Hay que prepararse a un mes de septiembre difícil, abundó la secretaria de Estado de Ecología, Bérangère Couillard.

EL AÑO PASADO LAS MEDIDAS POR LA SEQUÍA DEJARON 4.500 MILLONES EN EL SECTOR GALO

Para verificar el cumplimiento de esas restricciones se han llevado a cabo 7.500 controles y se han constatado 250 infracciones, que en algunos casos pueden dar lugar a acciones judiciales.

Esas infracciones corresponden «sobre todo» a consumidores particulares y «muy marginalmente» a los agricultores, quiso dejar claro el ministro del ramo.

El Ejecutivo anunció una serie de medidas de ayuda al sector, como la movilización del régimen de calamidades agrícolas, las exoneraciones de impuestos y de cotizaciones sociales o el refuerzo de los avances de los pagos de la PAC.

El pasado año, ya hubo 285.000 agricultores que se beneficiaron de esos avances, con cerca de 4.500 millones de euros recibidos en octubre.

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