La organización agraria Asaja Córdoba ha puesto de manifestó su preocupación ante la intención de las administraciones públicas, como el Ministerio de Agricultura y la Junta de Andalucía, de “discriminar digitalmente al campo” con medidas, como la del Gobierno central, de obligar a los agricultores a llevar un cuaderno digital donde apuntar sus operaciones o hacer las notificaciones exclusivamente de forma electrónica, como en este caso ha anunciado la Junta de Andalucía.

El presidente de Asaja Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa, critica estas decisiones lamentando que estas dos instituciones “no tienen en cuenta la realidad del campo” en España ya que, según un estudio del propio Ministerio de Agricultura, el 91,29% de los agricultores tienen más de 40 años y, en concreto el 39,10% son mayores de 65 años, es decir una franja de edad en la que realmente su acceso a las nuevas tecnologías es menos común, excluyendo, por tanto, de la PAC a las personas con mayor dificultad para ello.

Para la organización agraria, es incomprensible que desde el mismo Gobierno que ha promovido la Ley 4/2022, que contempla los problemas del uso de las nuevas tecnologías como instrumento de acceso al mercado de bienes y servicios, se esté obligando a los agricultores y ganaderos, a través de las nuevas reglas de la nueva PAC, a tener que hacerlo todo de forma digital, máxime sabiendo que la edad media de los agricultores y ganaderos en España es bastante avanzada y que “la famosa brecha digital es más acentuada en el medio rural donde, en muchos casos, no hay ni siquiera acceso a internet”.

Sin embargo, la nueva PAC establece que la mayoría de las obligaciones de los agricultores y ganaderos se tendrán que hacer a través de una plataforma digital.

Por ejemplo, las notificaciones son electrónicas para todos los solicitantes de la PAC, tanto personas físicas como jurídicas, agricultores y ganaderos, que deberán disponer de dispositivos electrónicos donde tengan implantadas su firma digital para poder descargar esas notificaciones, para después enviarlas a las entidades que le tramiten la PAC.

En este punto, el ministerio dejaba abierta una puerta para aquellas personas físicas que no tuvieran acceso a los medios electrónicos se establecerieran medios adecuados para asegurar la comunicación, pero recientemente la Junta de Andalucía, en el proyecto de orden que desarrolla dicha ley, “cierra las puertas y mete a todos en el mismo saco obligando a que tengan internet, dispositivos y además conozcan cómo utilizarlos” y obligando a hacer todo de forma electrónica.

Por otro lado, ya desde el año pasado, entró en vigor los controles por satélite-monitoreo, que obligan a los agricultores y ganaderos a tener dispositivos móviles de última generación donde deben descargar una APP para poder realizar fotografías georreferenciadas.

ATAQUE AL SENTIDO COMÚN

Asimismo, el ministerio pretende que, a partir del verano de 2023, todos los agricultores y ganaderos tengan la obligación de llevar un cuaderno digital donde apuntar las operaciones y tratamientos fitosanitarios con carácter mensual, para lo que necesitarán equipos informáticos y programas de gestión con las tecnologías digitales más avanzadas.

Además de ello, se ha implantado un proceso digital de integración de datos denominado Sistema de Información de Explotaciones Agrícolas y Ganaderas (SIEX). Ello implica que todo lo que venía apuntando el agricultor en el cuaderno de campo en papel, lo va a tener que hacer de forma electrónica y subir digitalmente a la plataforma a través de internet, así como los análisis de agua de riego, suelo, etc. o actualizar y notificar digitalmente cada vez que cambie de cultivo.

En definitiva, Fernández de Mesa afirma que el Gobierno aplica “un doble rasero” con los agricultores y ganaderos que “ataca el sentido común” y contradice la Ley 4/2022 porque, por un lado, pide en dicha normativa tecnologías sencillas y cuantas medidas se consideren necesarias para asegurar la atención presencial pero, por otro lado, con la reforma de la PAC, el Gobierno “aplica tecnologías complejas e incompresibles y obliga a todos sus perceptores, tengan la formación, edad y los medios que tengan, a utilizar herramientas digitales muy complicadas, para las que se necesitan equipos de última generación y una amplia formación en zonas donde ni siquiera hay internet”.

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