Juan Antonio Rodríguez Ferrero / Presidente UCCL

Logia es ese sufijo que se utiliza para definir el estudio, la ciencia o el tratado de la materia referida con el prefijo que le precede. Da la sensación de que cada vez avanzamos más hacia una sociedad donde se multiplican los prefijos y se desvanecen los sufijos.

Prefijos como eco, hoy en día todo debe ser eco, ecológico, ecorespetuoso, ecosostenible, hay que ecotransicionar y eco-economizar, sobre todo economizar el puesto que he recibido a dedo en la administración para ocupar un lugar como gestor de dinero público del que no se deriva ninguna responsabilidad con consecuencias económicas en el sueldo de los gestores pero les garantiza derechos vitalicios, pero de esto último mejor no nos hacemos eco.

Sin embargo, desde mi humilde posición, me vais a permitir que me haga eco de la señora Ministra Teresa Ribera, a pesar de que desde su trono o sillín puede que no reciba dichas ondas sonoras. No es nueva la tendencia de esta señora de legislar e imponer de forma unilateral y arbitraria políticas que tienen poco de logia y mucho de ideo, que no es precisamente lo mismo que idea, que mucha no tiene, de aquello que escapa a su sesgada apreciación de la realidad.

En cuanto a la consideración que tiene hacia la agricultura y ganadería, sector estratégico de la nación que dice gestionar, podemos decir que es incluso negativa. Debe ser que no es consciente de que comemos alimentos y no ideas o quizás no echa de menos el producto nacional en los lineales y consume alimentos importados sin que su eco moral se vea resentida.

Lo hemos visto con el lobo, lo hemos visto con la doble tarifa eléctrica por la cuál el ministerio que gobierna ha sido sancionado por no cumplir los plazos de aplicación y lo estamos viendo con unos planes hidrológicos que parecen no depender de los ciclos del agua si no de los ciclos de las legislaturas. Hemos pasado los últimos años invirtiendo en regadíos, invirtiendo en regulaciones de cauces, en modernizaciones e instalaciones para el ahorro y el manejo eficiente del agua, gastando miles de millones de euros en presas, embalses y sistemas de retención para que ahora, de forma unilateral, se tire toda esa inversión y esfuerzo público a la basura basándose exclusivamente en informes de impacto ambiental muchas veces no comparados, cotejados o revisados y por su puesto sin basarse en consecuencias económicas o sociales y sin tener en cuenta la inverosímil cantidad de sectores retroalimentados entre sí que se ven seriamente perjudicados y que nos afectan a cada uno de nosotros en nuestro día a día

Dentro de esta cascada de legislaciones basadas en ensoñaciones bucólicas de como debería ser el mundo, y con la vehemencia que destila el hecho de pensar y actuar como si fueras dueña de la verdad absoluta y los que te rodean meros espectadores de tu buen hacer, y por si fuera poco, en estos días se reúnen el parlamento europeo con la comisión europea y los ministros de transición ecológica de cada país a colación de la Ley de Restauración de la Naturaleza, con nuestra señora Ministra de Presidenta para intentar aplicar dicha ley y cumplir con los objetivos europeos para la agenda 2030. Recordamos en este punto a los lectores que reducir la producción agrícola y ganadera de Europa nos hace dependientes de las importaciones de países donde no se respeta dicha Agenda, ni seguridad alimentaria ni derechos laborales…

Pero es más, la Ministra ha negociado con Francia que para que voten positivo al desmantelamiento de las centrales nucleares españolas, los franceses no sólo van a seguir produciendo energía nuclear si no que además lo harán subvencionados por Europa y en medio de este berenjenal el gobierno está más preocupado de la foto que del contenido, paseos en bici con coches oficiales detrás, mucho eslogan y mucha palabrería, mucho marketing social y mucho de aquello que cantaban los Celtas Cortos, Escaparate Nacional pero vamos a recordarle al MITECO una de las grandes citas de la filosofía antigua Y, es que, ya lo dijo Sófocles: “La verdad puede más que la razón” y cuando uno atiende a su razón personal eludiendo la verdad de la nación es probable que pase de ser un ecologista a un ecolojeta.

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