Los precios de los aceites vegetales se han disparado hasta su máximo histórico en casi diez años, una subida que los analistas explican en parte por la previsión de una fuerte demanda de biodiésel y piensos para alimentación animal.

Los precios mundiales de los alimentos básicos acumularon en marzo su décimo aumento mensual consecutivo, impulsados por el encarecimiento de los aceites vegetales en un 8%.

Así lo estima la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que atribuye ese comportamiento al brusco incremento de los precios del aceite de soja, ante la perspectiva de una fuerte demanda procedente del sector del biodiésel.

El director ejecutivo de la Asociación Mundial de Bioenergía (WBA, por sus siglas en inglés), Bharadwaj Kummamuru, coincide con ese análisis y añade otros factores que influyen, como el mayor consumo de alimentos, los precios al alza del crudo y ciertos problemas en la producción de materias primas estos últimos meses.

«Cuando dejemos atrás la pandemia, volverá la normalidad», según el directivo de WBA, quien detalla que, con la relajación de las restricciones y la necesidad de cumplir los objetivos de descarbonización en el transporte, habrá que aumentar la capacidad de los biocarburantes líquidos.

MENOS OFERTA EN 2020

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima una contracción en la producción de biocombustibles para el transporte del 13% en 2020 (6% en el caso del biodiésel), su primera caída en dos décadas, ante la menor demanda de transporte por la covid.

Según la AIE, se requiere un crecimiento sostenido de esa producción del 10 % anual hasta 2030 para alinearse con el escenario de desarrollo sostenible, dando más apoyo a las políticas y la innovación con vistas a reducir costes y aumentar el consumo avanzado de biocarburantes y su adopción en la aviación y el transporte marítimo.

Una gran parte de la expansión del biodiésel prevista para los próximos años será en forma de aceite vegetal hidrogenado, obtenido sobre todo de materias como la soja, la palma o la colza.

«Los mercados de esos productos básicos tienden a estar estrechamente vinculados porque pueden sustituirse entre sí en muchas aplicaciones tradicionales relacionadas con los alimentos. Por tanto, una mayor demanda de biodiésel tenderá a elevar los precios de estas materias de aceites vegetales», apunta el profesor emérito de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) John DeCicco.

El experto asegura que la demanda de biodiésel se está expandiendo por las regulaciones que buscan aumentar su uso en países como EEUU y algunos asiáticos con el propósito de reducir las emisiones de dióxido de carbono, un punto con el que no está de acuerdo.

El experto critica esas políticas «perjudiciales para el medio ambiente», entre otros motivos porque el incremento de la demanda de cultivos oleaginosos está relacionado con una mayor deforestación.

MÁS DEMANDA EN 2021

El Consejo Internacional de Granos calcula que la producción mundial de soja subirá el 7% anual en la campaña 2020/21, hasta los 361 millones de toneladas, algo por debajo del récord de 2018/19.

Su pronóstico es que el consumo avance y las reservas caigan por segundo año consecutivo, lo que hará que se amplíe la superficie de cultivo mientras el comercio se mantiene en niveles altos, en torno a los 170 millones de toneladas, de los que más de 100 millones corresponden a importaciones de China.

Esa combinación de bajos inventarios, lenta recuperación de la producción y más demanda para alimentación y energía ha marcado también el alza en los futuros del aceite de soja, que están en sus mayores niveles de la última década en la bolsa de Chicago, en torno a los 70 centavos por libra.

El director de Biocarburantes de la Asociación de Empresas de Energía Renovables en España (APPA), Manuel Bustos, ve «un elemento especulativo» y «desequilibrios en la oferta» ante el aumento repentino del precio del aceite de soja.

Afirma que los factores meteorológicos, las malas cosechas y la falta de mano de obra en distintas partes del mundo se han unido al crecimiento de la demanda de harina de soja como pienso para animales, sobre todo para la cabaña porcina de China, en plena recuperación.

El responsable de la patronal cita un reciente informe de la Comisión Europea en el que se destaca que cualquier repercusión de la demanda de carburantes sobre el precio de los productos básicos «es pequeña en comparación con otras dinámicas del mercado mundial de alimentos».

Y recuerda que los precios del aceite de soja y otros vegetales comenzaron a subir a mediados del año pasado, cuando la demanda de biodiésel bajaba por el menor uso del transporte en pandemia.

Según Bustos, el alza de la demanda de biodiésel se debe a las cuotas obligatorias fijadas por los países, un contexto en el que el encarecimiento de los aceites vegetales incentiva la búsqueda de materias primas alternativas, como los residuos industriales.

(Texto: Belén Delgado / Efeagro)

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