Los proyectos de creación de una planta fotovoltaica en Granada no solo provoca el rechazo del sector agrario, sino de ls nuevas iniciativas de transformación y manipulación de productos agroalimentarios en la comarca de Baza, que se están viendo frenados debido a la incertidumbre de los agricultores provocada por la avalancha de proyectos energéticos en la Comarca de Baza, a raíz de la línea de 400 KV entre Caparacena y Baza.

Así lo ha indicado Antonio Fernández, uno de los socios fundadores de la Sociedad Anónima de Transformación Cavalti, cuyo objetivo es la implantación de una procesadora de pistachos en las inmediaciones donde se ubicará la megaplanta solar y que ahora se ve obligada a buscar una nueva ubicación.

Fernández ha explica que “el éxito de la procesadora de pistachos depende de asegurar los regadíos y que se mantengan y realicen nuevas plantaciones de pistachos, sin embargo, los proyectos de renovables impiden que las agricultoras afronten con seguridad nuevas plantaciones debido a la incertidumbre de las futuras expropiaciones y las afecciones a los regadíos”.

LA PÉRDIDA DE TERRENO AGRÍCOLA DEBIDO A LA EXPROPIACIÓN FORZOSA DE QUQUIMA Y OTRAS PLANTAS FOTOVOLTAICAS INCIDE NEGATIVAMENTE EN EL RELEVO GENERACIONAL

Y es que el cultivo de pistacho en la comarca de Baza es un activo en alza, ya que a diferencia del almendro, el pistacho no se hiela y las condiciones climáticas en la zona son ideales para su cultivo, sobre todo en ecológico, donde los productores están cobrando una media de 12 €/kg. Por otro lado, el cultivo de pistacho tiene una alta empleabilidad, lo que supone una de las plantaciones que más fija la población al territorio donde se implanta.

En la actualidad, la SAT Cavalti cuenta con una superficie de más de 200 hectáreas de cultivos de pistacho, con una producción media superior a los 450.000 kg anuales. Esta industria agroalimentaria tiene un gran potencial ya que existen más de 1.000 hectáreas de superficie plantadas de pistachos en la comarca de Baza, por lo que su crecimiento está garantizado.

La inversión prevista por la SAT, que asciende a un millón de euros, corresponde a las edificaciones y maquinaria del procesado de pistacho. La industria agroalimentaria pretende la recepción, transformación, manipulado y envasado de los pistachos para su venta directa en los mercados sin intermediarios, lo que supone que los productores obtendrán el valor añadido de la transformación en origen.

A pesar de la incertidumbre que está suponiendo la planta fotovoltaica solar Ququima, Fernández anima a los agricultores a seguir invirtiendo en plantaciones de pistachos, sobre todo a los jóvenes agricultores y ha indicado que “esperemos que estas megaplantas fotovoltaicas no lastren la industria agroalimentaria, en cualquier caso, dada la afección a nuestra economía, alegaremos en contra por ser incompatible con la actividad agrícola”.

La pérdida de terreno agrícola debido a la expropiación forzosa de Ququima y otras plantas fotovoltaicas que se avecinan en la comarca de Baza, tiene una incidencia negativa en el relevo generacional de los agricultores, sobre todo para los jóvenes agricultores que se quedan sin los terrenos heredados donde tenían previsto invertir en la mejora de sus explotaciones agrícolas.

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