En pleno debate sobre las macrogranjas, y ante el avance del brote de gripe aviar (H5N1) de alta patogeneidad, que desde el viernes 14 parece tener mayor en España con casos confirmados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) en aves silvestres en el municipio del El Oso, en la provincia de Ávila (Castilla y León), SEO/BirdLife considera que es necesario replantearse el modelo de producción de alimentos. Asimismo, solicita precaución a todas las personas que salen al campo si ven alguna especie de ave, especialmente acuáticas, en mal estado. La organización recomienda que, en el caso de encontrar alguna especie muerta o en malas condiciones, no se toque y se llame a las autoridades para que la recojan y se puedan hacer análisis.

SEO/BirdLife informa que se trata de un virus típico de aves y tiene su dinámica en el medio natural.Sin embargo, explica que el actual modelo de producción en las granjas masificadas es, con alta probabilidad, el origen de este tipo de brotes tan patogénicos. Esta viene a ser una razón añadida para oponerse a la proliferación de grandes granjas de producción avícola donde las aves sobreviven hacinadas, y recomienda un consumo responsable de productos de origen aviar. En las últimas décadas se han producido cambios sustanciales en la producción avícola en el mundo (la producción mundial de carne avícola se incrementó de 9 a 132 millones de toneladas entre 1961 y 2019, y la producción de huevos aumentó de 15 a 90 millones de toneladas, datos FAO).

La creación de razas y variedades más productivas y en circunstancias más controladas ha llevado a que aparezcan deficiencias en el sistema inmune de las aves y a una mayor homogenización de estas dentro de la misma granja. Esto, unido a la masificación de las aves en las granjas, lleva a que las macrogranjas sean, en la actualidad, terreno abonado para la proliferación y mutación de virus altamente patógenos (IAAP, influenza aviar de alta patogenicidad). De ahí que reclamen un cambio radical en el modelo de producción de alimentos.

La organización considera que en las granjas se acumulan muchos ejemplares, muchas veces de líneas genéticas muy poco heterogéneas y, por ello, son lugares susceptibles a la expansión de un patógeno. Además, la potenciación de la producción, tanto por selección de variedades posiblemente con sistemas inmunes debilitados (para priorizar el engorde) como de las condiciones de cría (multiplicar el número de «días» para aumentar la producción de carne o huevos) genera estrés y las aves en estas explotaciones son más susceptibles de contraer enfermedades nuevas.

Cada ejemplar contagiado es, a su vez, un pequeño ecosistema que permite la aparición de nuevas variantes de los virus a través de mutaciones espontáneas. El uso o abuso de antibióticos, antiparasitarios, etc. puede contribuir a la selección de tipos o cepas más resistentes o más eficientes a la hora de extenderse.

El movimiento entre granjas, de personal, vehículos o animales, hace que se pueda extender. Lo más probable es que las granjas que tengan interacción con la avifauna silvestre (por el vertido de purines y otros residuos a humedales y, sobre todo, si están en corredores migratorios, sean la principal fuente de transmisión a aves silvestres. En ese momento, estas ya se convierten en vectores del virus, por lo que se va desplazando hacia el Sur y el Oeste y, a través de la interacción entre aves silvestres y domésticas (incluso los gorriones o las palomas que entren a comer a la granja) puede ser la vía de entrada en nuevas granjas.

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