La campaña de cultivos de invierno arrancó en la comarca de la Vega Baja con más sombras que luces y con gran incertidumbre, debido al escenario climatológico que se avecinaba que, como señalaban los técnicos, hacía presagiar uno de los otoños más secos de los últimos años, con los agravantes, además, de tener el trasvase Tajo-Segura cerrado desde el mes de mayo «y la poca o nula voluntad política para que se produjese un trasvase extraordinario o la apertura urgente de pozos de sequía», según Asaja Alicante. Dicho esto, la realidad es que la cosecha de las 30.000 hectáreas de cítricos (22.000 ha) y hortalizas (8.000 ha) de la comarca con el mayor peso agrícola de la provincia, han sufrido uno de los otoños más secos que se recuerdan en los últimos diez años y esto va a tener sus consecuencias.

De momento, los agricultores afirman que la campaña del limón en la comarca, productora del 40% de este fruto a nivel nacional, va a registrar una merma de más del 30%, lo que supone la pérdida de unas 200.000 toneladas, debido a que los limones se han estancado y se han quedado muy bajos de calibre.

En la cosecha de hortalizas se detectan pérdidas de 1.000 hectáreas por culpa de la sequía, que puede llegar al 80% de la producción si no llueve

“El año pasado estábamos exportando a mercados europeos aproximadamente unas 800.000 toneladas y este no están saliendo ni 600.000 toneladas. Esta situación, además de hacernos perder muchísima rentabilidad, pone en serio peligro la estabilidad de unos mercados que nos había costado más de 30 años conseguir y que ya estaban afianzados. Los limones siguen su ciclo y están madurando, pero la falta de agua provoca que no adquieran el tamaño óptimo que nos exigen los clientes de Europa”, lamenta el presidente de ASAJA Orihuela, Jose Vicente Andreu.

Asimismo, la falta de agua de este otoño va a influir directamente en la cosecha de la próxima campaña. Se va a ver afectada la floración y, en consecuencia, perjudicará al fruto, con lo que la próxima cosecha citrícola también puede verse gravemente afectada.

En cuanto a la cosecha de hortalizas, ASAJA Alicante ya ha contabilizado la pérdida de 1.000 hectáreas por culpa de la sequía en las zonas de Callosa del Segura, Catral, Cox, Albatera… donde llevan meses sin una gota de agua y donde las mermas en producción superan el 50%, además de que ya se anticipa que en plantaciones de estas zonas no habrá segundo colmo (segunda recogida de alcachofas que en situaciones normales se produce en el mes de febrero).

En el área de Orihuela las mermas en la cosecha son algo más desiguales, porque sí hay zonas donde puntualmente el agricultor ha podido regar. Aun así, las pérdidas de cosecha que se barajan en el cultivo de la alcachofa rondan el 30% para el primer colmo (la primera cogida). Para el segundo colmo, si no llueve o llega agua de algún aporte externo, la merma puede ser del 80%.

“No hay mayor desesperación para el agricultor que haber invertido y cuidado su cosecha y ver como la falta de agua, no porque no haya en los ríos de España, sino por la inoperancia política, está arruinando las cosechas y secando todos los árboles y nuestra huerta. La única salvación en estos momentos es que empiece a llover en el sureste y que también lo haga en los embalses de cabecera. Ya no tenemos tiempo”, alerta el presidente de Jóvenes Agricultores ASAJA Alicante, Eladio Aniorte.

Asimismo, Aniorte señala de que la falta de agua también hace a los cultivos y los árboles mucho más sensibles y vulnerables ante las heladas y que esta es otra consecuencia de la sequía. “Si el termómetro vuelve a bajar de cero grados por las noches, como días atrás, el daño por sequía será aún mayor puesto que las plantas, al llevar tanto tiempo sin recibir agua y no tener humedad, son muy vulnerables a temperaturas bajo cero y, además de afectar al fruto, pueden incluso quemarse y morir. Nos encontramos en una situación en la que podemos asistir al mayor funeral de la huerta de Europa si no se toman medidas extraordinarias ¡ya!”, afirma Aniorte.

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